Decía muy bien Benito Pérez Galdós que “La grandeza del pensamiento de Don Quijote no se comprende sino en la grandeza de la Mancha. Don Quijote necesitaba aquél horizonte, aquél suelo sin caminos, y que, sin embargo, todo él es camino; aquella tierra sin direcciones, pues por ella se va a todas partes sin ir determinadamente a ninguna; tierra surcada por las veredas del acaso, de la aventura, y donde todo cuanto pase han de parecer obra de la casualidad o de los genios de la fábula”.
Y sabemos por la historia que es un lugar de la Mancha fue levantada una villa donde los senderos se pierden entre pardos labrantíos, bien por obra de una “cuerda locura” de unos genios de fábula o por casualidad. Quizá de esa mezcla naciese un pueblo antiguo de la Mota en donde su sierrecilla se pobló de blancos molinos con cuatro brazos muy abiertos para estrechar mejor al amigo.
Aquellos monstruos de cuatro aspas, ya míticos gigantes, hicieron de la Mota un pueblo molinero de gente humilde, pero emprendedora, campechana y responsable, ya que aquella tierra, mitad pan y mitad vino, donde abundaban caballeros andantes, dieron vida a los molinos.
Quizá en el siglo XXI, aquellos blancos molinos, que no están muertos sino vivos, vuelvan a ofrecer la más espectacular estampa plástica en esa singular sierrecilla repleta de nuevos gigantes aspados.
Otra vez los Molinos se alían con Mota, pues no solo pudo ser nuestro pueblo aquél lugar de La Mancha en donde se gestase la más sublime de las obras literarias de todos los tiempos, sino también ahora podría ser que “allá sobre la loma, entre cardos y rastrojos, entre rebaños y yuntas” se lograse ubicar la Base de la Ruta del Quijote.
Una nueva “cuerda locura” se puede hacer realidad en un corto espacio de tiempo, dado que el ya célebre “Balcón de la Mancha” podría convertirse en el “Balcón de la cultura española”, pues la UNESCO ha apostado por instalar en el Molino Cervantes un centro multimedia de difusión cultural, educativa y científica, proyecto cuyas características son únicas en el mundo.
Así que un nuevo capítulo del Quijote se podría estar gestando, pues la UNESCO apuesta decididamente por el proyecto que le ha sido presentado para la creación de la “Ciudad de los Molinos”. Con ello se pretende, en principio, dos cosas: desarrollar de manera integral la Sierra de los Molinos persiguiendo una mayor presencia del turismo rural, y lograr una red de molinos multimedia dentro del mapa internet.
Si la Ruta del Quijote, no tardando mucho, fuese declarada por la UNESCO “Patrimonio de la Humanidad”, Mota podría ser un punto clave de comunicación de un Proyecto Común de todo los pueblos molineros que estuviesen incluidos en esa ruta quijotesca de dimensiones inconmensurables.
Este nuevo sueño en donde la ancestralidad de personajes mitológicos como Don Quijote y Sancho, se mezclase con las nuevas tecnologías de la comunicación, podrían conducirnos a una expectación mundial de gran calibre, ya que “el caballero de la triste figura” y su criado son conocidos hasta en los lugares más recónditos de la Tierra.
Otra vez los molinos podrían ser el motor de aquel viejo sueño de convertirse en gigantes y los ganados de ovejas en invencibles ejércitos.
Y como soñar no cuesta, volvamos a soñar todos.