La parroquia fortificada. Las ermitas. Los cementerios medievales.
Han transcurrido 500 años para aquella pequeña y tranquila villa de la Mancha santiaguista, un núcleo de población encerrada en su cerca medieval de dos tapias y media de alta (algo más de 2 m), donde conviven 236 vecinos, aproximadamente 1180 habitantes, entre los que se pueden contar 10 caballeros de cuantía, un número importante para una población tan pequeña.
Cerca medieval de El Toboso
“Y tyene una malilla çerca de tapias, de fasta dos tapias e media de alto, nin en Villamayor tyenen esta.”
[AHN,OM,UCLÉS,L.1233]
Bien entrada la primavera, un martes 8 de mayo de 1515, los visitadores de la Orden de Santiago, Yñigo López de Perea, caballero de la Orden y Gonçalo Garçía de Monresín, cura de Llerena, llegan hasta la villa de El Toboso. Son recibidos por los alcaldes, Carlos Martínez y Andrés Fernández Medianero, por los regidores Juan Fernández Molina y Alonso Martínez de Velasco Martínez, junto con otros vecinos de la villa, entre los que se encuentra su alguacil Pero Fernández Molina.
En esta época, El Toboso paga rentas al comendador de Villamayor, don Martín de Múxica, en su nombre recoge los diezmos su mayordomo Juan de Orgaz. Los vecinos pagan diezmos de tinajas, lechones, los humos de cada vivienda de vecino, potricos, ansarones, penas y calumnias, la paradilla, 160 maravedís de calzas, la mitad del diezmo de la miel, cera, enjambres, melones y huertas, la otra mitad la lleva el cura. Unas rentas que se calculaban en 20.000 maravedís.
La Mesa Maestral que depende del Administrador único y perpetuo de la Orden, el rey Fernando, tiene de rentas, en El Toboso, los diezmos de pan y vino, de ganados mayores y menores, los diezmos de menudos, queso y lana, sueldos de mozos. Se recogen diezmos por valor de 3.100 fanegas de pan, el resto de conceptos se arriendan por valor de 60.000 maravedís, rentas del pedido ordinario 8.260 maravedís, la escribanía pública se arrienda por 6.000 maravedís. Si se vendiera todo el pan a los precios ordinarios de la época, el montante de rentas, ascendería a la cantidad de 320.000 maravedís, que es una importante suma de dinero.
Hacer notar que los diezmos de pan, 3.100 fanegas, constituían una sustanciosa cantidad de trigo y cebada que necesitaba ser guardada en algún sitio. Hasta la fecha se había guardado en cámaras de casas de vecinos, pero los renteros de los diezmos no estaban contentos por las pérdidas que se producían, los vecinos tampoco lo estaban porque los renteros les metían en pleitos, la Mesa Maestral no quedaba atrás, ya que tenía que pagar alquileres por guardar el pan en casas particulares. Así que, con anterioridad a este año de 1515, el concejo de El Toboso había solicitado al rey Fernando, que se construyese una Casa de Bastimento.
El rey había comisionado a su maestro de obras, Hernán Ruiz de Alarcón, que ya se había ocupado de supervisar todas las Tercias en las villas de la Mancha, para que tasara la edificación de una Casa de Bastimento, quien, con ayuda de maestros, la valoró en 120.000 maravedís, pero aún no se había comenzado y la Mesa recibía mucho daño y pérdidas.
La Mesa Maestral tenía además guardadas, en la villa, treinta tinajas de vino, para almacenar el vino de los diezmos.
La iglesia parroquial
Bajo la advocación de San Antón, el edificio está construido de una sola nave, bastante pequeña, compuesta de cinco bóvedas, incluida la de la capilla principal, sobre arcos y columnas todo de cantería bien labrada; las paredes levantadas a cal y canto, siguiendo la norma de construcción recia fortificada de finales del medievo, con unos cubetes añadidos en las fachadas (especie de cilindros, instalados para refuerzo de los muros) que aún le daban, más si cabe, ese aspecto de iglesia fortaleza que debió tener. Una de las primeras iglesias de la Mancha santiaguista que presenta este tipo de construcción, cuando el resto están edificadas de tapiería y comienzan, en estos albores del s. XVI, a cambiar su edificación a cantería, lentamente, ya que les llevará hasta la mitad del siglo.
Al final de la nave, se había construido una tribuna (coro) totalmente nueva.
Se le dotó de una pequeña torre, edificada con piedra y yeso, que hacía las veces de campanario.
Tenía dos accesos de entrada, realizados de buena cantería, una de ellas con buenas puertas de madera recién instaladas, la otra tenía puertas viejas.
Además de la capilla principal, se había hecho otra capilla más pequeña a base de tapias, con buen maderamiento de pino en el techo; a su derecha, se había abierto una salida a la calle, con su puerta de madera.
Uno de los cementerios medievales estaba situado a un lado de la capilla principal. Probablemente continúe allí, en el subsuelo, las ánimas protegidas por el suelo sagrado de la iglesia.
“… en hazer una capilla junto a la capilla prinçipal, de la parte del çementerio …”
Diego Martínez de Valderazete, es el cura de la parroquia que sirve el beneficio curado; en opinión de los visitadores es idóneo en su oficio y buen religioso, fue nombrado por colación canónica del que fue Prior de Uclés, don Per Alonso. Asiste a la iglesia, como mayordomo, Alonso Tirado, en sustitución del que fue con anterioridad, Pero Sánchez.
Mandatos al mayordomo durante el presente año:
– Haga una reja de madera con su cerradura y llave para la pila de bautismo.
– Arregle una cruz de plata que tiene roto el pie.
– El resto del dinero lo emplee en hacer otra capilla al lado de la principal, del lado del cementerio, de buena piedra de cantería, teniendo en cuenta la opinión del cura y el concejo. Se manda hacer porque la iglesia es muy pequeña, la población está creciendo y no se cabe bien en ella.
Esta iglesia de una nave, es el tránsito entre la antigua de la que se tiene noticia en la visita de agosto de 1480, posteriormente en la del año 1498 donde se menciona que es de una nave con bóvedas de yeso, a la definitiva de tres naves que existe en la actualidad. De ella se perdieron los cubetes que le daban el aspecto de fortaleza y las paredes de cal y canto.
Torre y fachada antiguas de la iglesia del pueblo
en la plaza Mayor (grabado en madera del s. XVIII)
[Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra, Luis Astrana Marín]
La iglesia de Pedro Muñoz
Pedro Muñoz, aún está despoblado, se le considera dentro del término de El Toboso, aunque pagan el cuarto del pedido ordinario cuatro villas, El Toboso, La Mota, Socuéllamos y Campo de Criptana.
Allí todavía existe la iglesia de San Pedro, fue iglesia parroquial en los tiempos en que estuvo habitada, pero ahora está casi toda caída. La capilla es de tapiería con techo de madera, muy vieja y dañada por las inclemencias del tiempo, a punto de caerse. En el Altar hay una imagen de San Pedro que se pintó hace poco tiempo.
La está cuidando, desinteresadamente, Andrés Ferrández, un vecino de El Toboso. Ha mandado construir, con su dinero, una capilla pequeña. Los visitadores le encomiendan que la cuide por amor de Dios.
Ermita de San Sebastián
Se encuentra situada fuera de la villa, construida de una nave bastante nueva, el techo con buena madera de pino, la entrada tiene buenas puertas, cerradura y llave. El Altar es de yeso, hay un retablo viejo y una imagen de San Sebastián.
La única renta que tiene es el dinero que se saca de las limosnas del bacín, que se cogen desde no hace más de un año, está al cargo de ello Françisco Muñoz, vecino de la villa. Es una ermita pobre, las limosnas han sido 261,5 maravedís, se ha gastado en aceite para la lámpara 84 maravedís, así que el alcance es de 187,5 maravedís.
Ermita de San Sebastián
Recientemente, varios vecinos de la villa han constituido la Cofradía y Hermandad de San Sebastián, en este año de 1515 ya han alcanzado la importante cifra de 40 cofrades y es una de las más antiguas de El Toboso. Algunos nombres de personas que la representan son: Pedro Martínez Zarco, Garçía López, Françisco Muñoz, Fernán Martínez Cogedor, Alonso López de Garçía López, Juan Salido, Francisco Coronel, Pero López de Bartolomé López y Bartolomé Zarco.
Dicen a los visitadores que el objetivo de la Cofradía es el de mantener la ermita y tener la propiedad del bacín para que les dé hasta 400 maravedís con el que puedan sostenarla, solicitan que el concejo no se entremeta en la ermita, en los dineros del bacín y en la Hermandad que se ha creado hace bien poco. Así se lo conceden los visitadores, ellos comprometen sus bienes y personas en el cuidado de la ermita, prometen hacer una puerta en una fachada de ella y una ventana, en el muro de el Altar, para que llegue bien la luz hasta él.
Ermita de Santa María de los Remedios
Está fuera de la villa en el camino que va hacia La Mota, es un edificio pequeño, con una capilla redonda, una reja de madera con llave, delante de ella. La puerta de entrada tiene cerradura y llave. En el Altar hay una imagen de talla de Nuestra Señora, está vestida con una camisa de tela con bordes colorados, una faldilla colorada y un sayuelo con mangas que le cubría el busto hasta la cintura (prenda propia de las labradoras manchegas).
No tiene rentas ni propios.
La ermita ha sido edificada por Diego López Caballero, en nombre de su mujer, por este motivo es patrón de ella, cargo que comparte con Andrés Fernández. Tiene cargo de decir una misa cada semana.
Diego López Caballero también era patrón de la Cofradía de Nuestra Señora, que ya existía en el año 1511, por consiguiente también muy antigua. Se le pidió cuenta de las limosnas dede el año 11 y había acumulados 2.151 maravedís, de ellos se gastó en pagar las misas, en comprar una lámpara, en 25 tirantes, una campana pequeña y una cruz de latón, 2.258,5 maravedís, de manera que la ermita le debía, a Diego López, 107,5 maravedís.
Los visitadores revisaron las cuentas de la Cofradía, comprobando que tenía dinero de limosnas y ganados de otras mayordomías de antiguo, dieron por bueno emplear el dinero que hubiese, en hacer una nueva capilla en la ermita, así que mandaron traer todas las escrituras del cabildo y vieron lo siguiente:
Juan Martínez de Esteban Martínez y Juan Sánchez de Garçía Sánchez, vecinos de la villa, habían sido mayordomos del cabildo; por la cuenta se averiguó que Juan Martínez debía a la ermita 7.000 maravedís. Los visitadores le llamaron y le mandaron traer el dinero, lo pusieron en guarda y depósito de Andrés Fernández Medianero, alcalde ordinario de El Toboso, poniendo el alcalde como su fiador a Françisco Morales, vecino de la villa, de modo que Andrés Fernández se comprometía a hacer todo lo que le fuere mandado, bajo las penas que le fueren impuestas, si no lo hacía, Françisco Morales estaba obligado a responder con sus bienes.
Los visitadores le mandaron que los 7.000 maravedís los gaste en hacer una nueva capilla, que sea grande y llegue hasta una viña que está a las espaldas de ella, si fuese necesario tomar terreno de esa viña, por necesidades de la obra, que el dueño lo dé y se le compense justamente por ello.
La capilla se construirá a cal y canto, cuando esté terminada se derribará la antigua, pero no antes que así sea; se hará más alta y ancha que la actual, de modo que al ser mayor, acudirá más gente a ella, crecerá la devoción y las limosnas, así se podrán hacer más obras, abriendo portales a los lados de la ermita. Cuando se termine la capilla nueva, se deberá romper toda la fachada de la capilla que existe ahora y allí se hará un arco para entrar en dicha capilla nueva. Se fijó la terminación de las obras para dentro de una año como máximo, bajo pena de 10 ducados (3.750 maravedís) para redención de cautivos. Andrés Fernández Medianero aceptó el encargo que se le hacía, la pena que se le impondría si no cumplía y su fiador Françisco Morales.
También se mandó a Andrés Fernández y al patrón Diego López Caballero que, en la reja que está delante de el Altar, pongan un cepo, con cerradura y chapa de hierro clavada en él, donde se echen las limosnas. El cepo solo puede ser abierto estando ambos juntos, este dinero de las limosnas que se coja de él, servirá para pagar al capellán que dice las misas, el resto que sobre quedará en poder de Andrés Fernández, para ser empleados en la terminación de la nueva capilla y en 25 tirantes que Diego López compró.
Los visitadores dejaron en poder del mayordomo de la Cofradía, Antón Martínez Carpintero, los 7.000 maravedís mencionados más 3.487, 5 maravedís, para que con ellos pudieran cumplir el voto que habían contraído.
En el año 1600, la villa ofreció la ermita para que se estableciera en ella un Convento de Agustinos Recoletos que, junto con la Huerta de los frailes, estuvieron establecidos hasta 1835. Hoy día solo se conservan unas arcadas que dan acceso al cementerio.
Ermita de San Benito
Está situada dentro de la cerca de la villa, es una ermita muy antigua hecha de una nave, que se encuentra en malas condiciones. Los caballones de madera del techado están abiertos. El Altar está adornado pobremente. Dicen que no tenía rentas ni propios, pero sí unas tierras que no se aprovechaban.
Monasterio de la Concepción, Hermanas Clarisas
Siendo pobre la ermita como lo era, aún así, se han beneficiado de sus tierras algunos vecinos a los que se condena:
Una haza que tenía en el camino de La Mota, ha estado siendo usada por Antón López de Gonçalo López durante mucho tiempo. Se le condena a que pague a la ermita 6 fanegas de trigo.
El padre de Juan Martínez de la Morena, se había aprovechado de otra haza de la ermita, de 4 fanegas de sembradura, situada en Navalcarril. Se condena a Juan Martínez y a sus hermanos que paguen 8 fanegas de trigo por diezmo y terrazgo.
Antón Martín tenía una haza en Valcargado que cabía una fanega de trigo, de la que se ha aprovechado durante un año, su padre la tuvo, antes que él, otros tres años. Se le condena a que pague 2 fanegas de trigo por diezmo y terrazgo.
Los visitadores mandaron que estas 16 fanegas de trigo de condenas, se entregasen a Françisco de Morales y al bachiller Diego López, que además fueron nombrados mayordomos de la ermita. También les encargaron que arrendaran las tierras de la ermita, para que, con ese dinero, la repararan.
Junto a la ermita de San Benito, existió en este año de 1515 una casa de Beatas, origen del actual Monasterio de la Concepción.
Otro cementerio medieval
La ermita de San Benito tenía un corral anexo al edificio, los vecinos de El Toboso encerraban ganado allí por estar medio vallado y desocupado.
Los visitadores mandaron a los nuevos mayordomos de la ermita, Françisco de Morales y el bachiller Diego López, que levanten la cerca en alto para que no encierren el ganado, porque dicho corral es un cementerio antiguo y es terreno consagrado.
Este cementerio medieval está en el subsuelo, guardado por las monjas clarisas del actual convento, quienes rezan por las ánimas enterradas allí sin saberlo, por otro lado, las ánimas están felices con los efluvios que les llegan de las “pelusas” y los “caprichos de Dulcinea” que hornean las monjas.
El Hospital
Al día siguiente, 9 de mayo de 1515, los visitadores fueron a ver el hospital que se había hecho en la villa. Era una casa muy pobre, sin renta alguna, así que el concejo le proporcionaba todo lo que necesitaba. Se había dotado de cuatro camas que estaban en un estado razonable. Hernán Muñoz era el encargado de recoger las limosnas del bacín, todo el dinero que iba recibiendo se lo gastaba en dicho hospital.
Relación de caballeros cuantiosos de El Toboso en 1515
Françisco de Morales
Alonso Ortíz
Graviel de Villanueva
Juan Díaz el viejo
Myguel López
Alonso Sánches Sacristán
Juan Martínes de Alonso Garçía
Diego López de Villanueva
Andrés Medianero
Pero López Serrano
Datos tomados de [AHN,OM,UCLÉS,L.1079]
Dedicado a Isabel y su familia que con tanto cariño regentan la Hospedería de la Casa de la Torre en El Toboso, una magnífica y acogedora casa para dejar volar la imaginación, donde la Luna llama a la puerta. Por su contribución y difusión de la cultura, en especial de la Mancha santiaguista, de El Toboso y de La Mota, por las atenciones que nos brindó durante la grabación del programa especial de “La Escóbula de la Brújula”.