Ermita de San Andrés de Los Hinojosos. Primeras noticias. Capítulo I

Autor: Enrique Lillo Alarcón
ISSN 2386-5172 - Serie: XVI-26
¡ATENCIÓN! Este artículo está protegido por la Ley de Propiedad Intelectual. Además incluimos el ISSN 2386-5172, otorgado por el organismo de ISSN de España para publicaciones seriadas, que acredita que éste es parte de un trabajo más extenso, cuyos artículos aparecen seriados. En virtud de la nueva redacción del artículo 32.1º parágrafo segundo de la Ley de Propiedad Intelectual, la ASOCIACIÓN DE AMIGOS POR LA HISTORIA DE MOTA DEL CUERVO hace mención expresa a la oposición de que sus artículos sobre historia, artículos de opinión, noticias, investigaciones y cualesquiera contenidos propios, bajo el formato texto, audiovisual, fotográfico o sonoro insertos y accesibles en la Página Web, sean reproducidos por terceros amparándose en el límite legal de la cita o reseña, salvo las exclusiones amparadas en la normativa afecta. A tal efecto, en virtud de cuanto antecede, le requerimos para que se ponga en contacto a través de correo electrónico: contacto@historiademota.com con la finalidad de efectuar solicitud al efecto o relacionarle las condiciones y/o extremos sujetos a dicha autorización. Los autores de cada uno de los artículos son los únicos responsables de la información publicada en estos. Más en el Aviso Legal
Enrique Lillo Alarcón
Autor: Enrique Lillo Alarcón

En época de repoblación de la Mancha Santiaguista, existió un lugar formado por unas pocas quinterías de vecinos del Hinojoso que labraban la tierra alrededor de una pequeña ermita bajo la advocación de San Andrés, este lugar que pudo haber llegado a ser villa se despobló, aunque la ermita perduró hasta bien entrado el siglo XIX.

En el blog loshinojosos.wordpress.com, en un buen artículo sobre las ermitas de la villa, se comenta que la iglesia parroquial de Los Hinojosos bajo la advocación de San Bernabé, debido al coste que le suponía mantener la ermita de San Andrés por estar alejada de ella, decidió en el año 1668 clausurarla y trasladar sus imágenes a la ermita de San Antón más cercana a la población.

Sigue diciendo que en 1864 el Obispo de Cuenca autorizó su venta en pública almoneda (Libro Becerro de la Orden, año 1532):

“…Su producto se invirtió en dar sopa económica a los pobres con acuerdo y licencia del Sr. Obispo, Prior de Uclés, sometida a la Junta de Caridad establecida en esta villa de orden del Concejo, la que invirtió más de trece mil reales que se juntaron de varias limosnas y rentas, en la manutención de 300 pobres, con la sopa económica…”

En la actualidad solo quedan algunos restos de piedras de sus cimientos y muros.

Desde estas líneas quiero contar la historia de esta ermita que mantuvo el fervor religioso por San Andrés de los feligreses de Los Hinojosos, y solicito al actual Sr. alcalde D. Guillermo Sacristán, al ayuntamiento que el preside y en nombre de todo el pueblo, que conserve, apee y señale lo que queda de tan notable ermita, para que siempre viva en el recuerdo y la historia de todos los que amamos la Mancha Santiaguista, porque ya lo vaticinó Marco Tulio Cicerón:
“Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla”.

Mapa de Los Hinojosos (SigPac)
Fotografía obtenida del SigPac
A puntos La Vereda de los Serranos. Con un punto rojo, situación de las ruinas de la ermita de San Andrés. A un lado de la Vereda, Pozo de San Andrés y Pozo de la Vereda

San Andrés es un lugar situado al suroeste de la villa de Los Hinojosos, muy cerca del límite norte del término municipal de Mota del Cuervo, al lado de la antigua vereda de Los Serranos, según Corchado el antiguo “Tránsitus ex Beronibus” de Tito Livio, el camino de los Berones, que desde Alhambra pasando por Ruidera llega hasta la zona del Molino de la Torre, en el término de Socuéllamos, cruza el puente romano sobre el río Záncara, recorre todo el término municipal de Mota del Cuervo de sur a norte, pasa junto a la ermita de San Andrés y el Pozo de la Vereda en el término de los Hinojosos, y llega hasta Segóbriga, que posiblemente usó Tiberio Sempronio Graco en su conquista de Cértima y Alces a los carpetanos en las guerras celtíberas del 179 aC [Tito Livio, Ab urbe condita], ese tribuno que pacificó Hispania en tiempos de la República y padre de los hermanos Graco, tribunos de la plebe, asesinados por los optimates romanos.

Esta ermita se menciona por primera vez en los Libros de Visitas de la Orden de Santiago del 9 de febrero del año 1495.
Tenía tierras en propiedad que habían cedido los labradores del lugar, le proporcionaban una renta de ocho fanegas de trigo y cebada al año.

“Yten, ay otra hermyta de Sant Andrés, la qual tyene de renta, cada un año, ocho fanegas de pan trigo y çevada de çiertas tierras que tiene.” [AHN,OM,UCLÉS,L.1067]

En la siguiente visita que se produjo el 20 de agosto de 1498 conocemos algo más de la ermita, sabemos que era mayordomo de ella Francisco de Ortega, a quien mandan los visitadores que la cuide y la tenga reparada.

“Ay otra hermyta que se dize de Santo Andrés. La qual tiene unas tierras que rentan, cada año, ocho fanegas de pan por mytad. De la qual es mayordomo Françisco de Ortega. Encargáronle que, de las rentas de la dicha hermyta, la procure e labre.”
[AHN,OM,UCLÉS,L.1068]

Dos años más tarde el 1 de abril del año 1500 la vuelven a visitar el comendador de Calzadilla don Diego de Vera y el vicario de Yeste don Francisco Martínez de Almaguer.

Seguía teniendo de rentas las ocho fanegas de pan por mitad, es decir cuatro fanegas de trigo y otras cuatro de cebada. Cuando preguntan por el mayordomo Francisco Ortega, que llevaba ya cinco años en el cargo, para tomarle las cuentas de la ermita, dijeron que no se encontraba en Los Hinojosos, así que los visitadores acudieron a su casa y mandaron a su mujer que en un plazo de cinco días, donde quiera que estuviese, se presentase ante ellos, los dichos visitadores, si no lo hiciere se le impondrá una pena de 5.000 maravedís que se usarán en el reparo de la ermita.

Los visitadores fueron hasta la ermita que está a una legua de distancia (5.572 m), la encontraron en esta situación: estaba construida con tapias muy viejas de tierra, las esquinas de ellas presentaban aberturas, con una capilla en malas condiciones, con el techado del cuerpo de la ermita y capilla a falta de madera y teja.

“E luego, los dichos vesitadores, fueron a ver e vesitar la dicha hermita de Santo Andrés, que es una legua de la dicha villa. La qual es de tapiería de tierra, de tapias viejas. E una capilla en ella mal reparada e hendidas las tapias por las esquinas, e mal cobijada de madera e teja, la capilla e el cuerpo de la hermita.” [AHN,OM,UCLÉS,L.1070]

La tapia es una medida de construcción medieval de valor 1 vara de alta por 2 larga (0,84 m x 1,68 m), teniendo un espesor desde 0,5 a 1 m. Se realizaba apisonando tierra humedecida entre dos tablas, se quitaban éstas y se dejaba secar.

Ruinas de la ermita de San Andrés
Ruinas de la ermita de San Andrés
Fotografía de D. Ernesto Riquelme Alcolado

El día 16 del mismo mes de abril, estando los visitadores visitando El Toboso, se presentó Francisco Ortega ante ellos y les presentó las cuentas de la ermita.
La cuenta que presentó ya había sido revisada con anterioridad, puesto que llevaba las firmas del alcalde de Los Hinojosos García Ruiz y del escribano Rodrigo de Armijo, en ella se le hacía cargo a Francisco Ortega de 2.690 maravedís del pan que había vendido procedente de las rentas de las tierras de la ermita, además de 42 fanegas y 9 celemines y medio de trigo, más 33 fanegas y 7 celemines de cebada.
De estos ingresos declarados había gastado 1.693 maravedís para reparar la ermita, más 10 fanegas de trigo y 1 de cebada del pan que tenía la ermita, que había dado al mayordomo de la iglesia de San Bernabé, por mandato del Prior, para que comprase una capa para la liturgia de dicha iglesia parroquial.
Así que el mayordomo todavía debe a la ermita 1.002 maravedís, más 32 fanegas y 9 celemines y medio de trigo, y 32 fanegas y 9 celemines de cebada y centeno.

Todo este dinero y pan que pertenecía a la ermita, mandaron los visitadores que lo gaste en mejorarla del siguiente modo:
Primero que haga las esquinas de yeso y piedra ya que las que hay ahora están abiertas. Repare los cimientos con yeso y piedra, los que hay ahora están muy mal hechos. Quite la teja que hay y haga un techo nuevo, sobre éste ponga teja nueva, construyendo caballetes de cal y arena. En la capilla haga poner cabríos y tirantes buenos, es decir renueve las maderas que soportan el tejado, esta madera que se retira no se tire y se use para ponerla en la nave de la ermita, instalando entre cada dos cabríos uno de los que se retiren ya que este techado está muy escaso de madera y soporta mal el tejado, después que pongan la teja y caballetes de cal y arena.

La campana para llamar a oración estaba situada encima del tejado de la nave, para tañerla tenía que subir una persona y pisar parte de la tejas, así que se iban rompiendo poco a poco. Mandaron a Francisco Ortega que la haga quitar de donde está y la instale en un campanario que se haga nuevo en la fachada de la ermita, de modo que con una soga se pueda tocar desde el suelo:

“Yten, que la canpana que está puesta a donde para subir a ella a la tañer, hazen mal en los tejados. Mandaron que la quiten donde está e la pongan en el hastial de la yglesia, haziéndole su canpanario, como para una canpana, e con una soga, la puedan tañer syn subir a los tejados.”

En la visita a la ermita, los visitadores habían encontrado dentro de ella a tres personas, que con muy poco respeto estaban haciendo lumbre y guisando para hacerse su comida, Bartolomé Hernández y sus dos hermanos Martín y Pedro. Mandaron al mayordomo que, en penitencia, les cobre 6 cahíces de yeso (4.140 kg), incluido el transporte a su costa, para que con él se pueda blanquear todo lo que han ahumado, haciéndose el blanqueo a costa de la ermita. Los tres hermanos Bartolomé, Martín y Pedro Hernández, dijeron que aceptaban la pena y les placía traer el yeso que se le había mandado, quedando obligados en sus personas a traerlo hasta la ermita:

“Yten, que por los dichos vesitadores hallaron a Bertolomé Hernándes haziendo lunbre en la dicha hermita e guisando de comer. En penintençia de aquello, mandaron que el dicho Bartolomé Hernándes e Martín Hernándes (falta Pero) sus hermanos, que dixo que se acogían con él en la dicha hermita, que por la poca reverençia que tovyeron a la yglesia, que den seys cayzes de yeso para el reparo de la dicha hermita, puestos en la dicha hermita a costa de ellos, para que se blanquee lo que en ella an ahumado. E el blanquear sea a costa de la dicha hermyta.”

También mandaron que se pague a un capellán dos fanegas de trigo de las rentas de la ermita, para que dé misa en ella las tres Pascuas del año, el día de Santiago, de Santa María de agosto y de Todos los Santos, para que toda la gente que vive alrededor pueda oír misa esos días.
Esta información que nos proporciona el manuscrito, viene a corroborar que existían quinterías de labradores que vivían permanente alrededor de la ermita de San Andrés y no acudían a Los Hinojosos, formando un pequeño poblado.

De todos estos mandatos obligaron al mayordomo Francisco Ortega, en su persona, y a Miguel Sánchez de la Viuda su veedor, que los cumplan antes del próximo día de Santa María de septiembre de este año, bajo pena de 2.000 maravedís para la Cámara e Fisco de Sus Altezas, los Reyes Católicos.
Por su parte Francisco Ortega entregó carta de cumplimiento, con poder a las justicias y renuncia de leyes. Actuaron como testigos las siguientes personas de El Toboso, el alcalde Antón López, el caballero de cuantía Pedro Martínez Zarco y Gabriel de Villanueva

Este primer artículo dedicado a Los Hinojosos, pueblo de la Mancha Santiaguista, va dedicado a mis amigos Elena y Francisco Javier, porque sé que Elena adora a este bonito lugar cargado de historia.

Por: Enrique Lillo Alarcón
Leída: 1916 veces

¡ATENCIÓN! Todas las condiciones insertadas en la Página Web se rigen por la normativa española. Todos los conflictos, controversias o situaciones derivadas de las presentes condiciones y/o de las condiciones particulares aplicables a cada servicio se someterán a los Juzgados y Tribunales de la provincia de Cuenca, renunciando expresamente las partes a su fuero. Más en el Aviso Legal