Numerosos vecinos se estaban congregando en torno a la nueva portada de la iglesia parroquial de San Miguel Arcángel de Mota del Cuervo, la luz crepuscular se difuminaba, a pasos agigantado, para dejar entrever la oscuridad de la noche, solo mitigada por dos hachones dispuestos en los muros de la iglesia a ambos lados de la puerta principal, y por las linternas, velas, velones y hachas de cera que llevaban algunos vecinos en sus manos.
Semana Santa de Mota del Cuervo
Fotografía de Francisco Javier Lillo Gismero
Los actos litúrgicos de este Jueves Santo de 1568 estaban finalizando y pronto comenzaría la procesión de la Santa Vera Cruz. Era una de las más importantes del pueblo, se celebraba todos los años cada Jueves Santo con gran silencio y respeto, organizada por la cofradía del mismo nombre que contaba con un total de 180 hermanos en sus filas, por eso la expectación era grande. Espontáneamente se había formado una fila larga a ambos lados de la calle de la iglesia, un camino de luces que vibraban con la suave brisa de la anochecida.
El corneta, vestido con un hábito negro, desde la puerta anunciaba la salida de la misma, a intervalos amplios no dejaría de tocar durante todo el recorrido, marcando el paso de todos los hermanos que participaban en la procesión. Le seguía un cofrade, alumbrando el camino con una linterna de latón. Unos pasos más atrás seguía el portero, vestido con unas ropas de paño verde, portando un estandarte negro y su cruz negra, suplementado con un paño verde y su trena de oro. Guardando sus costados dos hermanos, cubiertos con un hábito negro, sujetaban sendos crucifijos, insertos en unas varas para llevarlos alzados y poder ser vistos por todas las personas asistentes al acto. Detrás, a sus espaldas, otros dos hermanos cofrades portaban cetros de color verde, vestidos de negro tapaban su rostro con una caperuza verde.
Un grupo de cofrades en dos filas, llevando hachas de cera encendidas, con su vestimenta negra y caperuza verde, seguían al grupo que abría la procesión, eran hermanos penitentes que habían hecho alguna promesa o penaban solicitando el perdón de sus pecados. Seguía un cofrade vestido de negro y caperuza verde llevaba un crucifijo grande, con su vara, cadena verde y manga negra que la tapaba, con su cubre manga encima.
Uno de los mayordomos, Pascual Sánchez Alcoholado, precedía el paso de la Vera Cruz, compuesto por dos andas que soportaban una plataforma adornada con flores y ramas verdes, cuatro hachas de cera encendidas, en cada una de las esquinas, alumbran la gran cruz de color verde que se yergue desde la base de la plataforma, adornado el crucero con un paño blanco con sus franjas y tocado de un velo de tafetán negro. Era un paso sencillo pero hermoso a la vez.
Seguía tras el paso el clérigo bachiller Sánchez que actuaba de ordinario como capellán, era el encargado que oficiaba las misas que ofrecía la cofradía en el Altar de la Vera Cruz, vestía una casulla verde con tres tiras de raso, propiedad de la cofradía. A su lado el otro mayordomo Francisco Ortega de Lillo, ambos custodiados por dos muchachos con sotana negra que portan otros dos crucifijos en varas y un tercero delante con el incensario perfumando el recorrido. Detrás dos cofrades portaban sendos cetros plateados, a quienes seguían todos los oficiales e integrantes del cabildo, alcaldes ordinarios, regidores, prioste, escribano y ejecutor, vestidos con jubón y calzas negras para la ocasión.
Otro grupo de hermanos cofrades en dos filas, con sus hachas de cera encendidas, cerraban la procesión. En el centro, un hermano llevaba entre sus manos, mostrando a todos, un paño de terciopelo negro con una cruz verde.
De este modo tuvo que transcurrir la procesión de la Vera Cruz el día de Jueves Santo de 1568. La disposición de las personas en la procesión la he simulado, los nombres y personajes que aparecen en ella son verdaderos, así como los ornamentos, bienes y propiedades de la cofradía.
Es la procesión más antigua celebrada en La Mota de la que tengo constancia.
Usaron los colores negro y verde como insignia de la cofradía, los que me sugieren ciertas suposiciones y preguntas para las que no tengo respuesta:
¿Porqué usaron una cruz verde? Sería porque la Inquisición usaba el mismo color. Sabemos que en La Mota hubo varias personas y familias pertenecientes al Santo Oficio.
¿Se le impondría a la Plaza de la Cruz Verde su nombre por esta cofradía o sería por la Inquisición? La Cruz Verde la usaba el Santo Oficio para indicar el lugar donde se iba a celebrar un proceso contra los herejes condenados.
Los datos se han obtenido del AHN, Libros de Visita de la Orden de Santiago, transcripción realizada por mí. [AHN,Consejo de Ordenes,leg.6824]
En el año 1770 todavía existía la cofradía de la Vera Cruz. En la relación que mandó hacer el conde de Aranda para estudio y regulación de las mismas, aparece con unos gastos anuales de 550 reales, sin rentas propias y realizando 4 funciones al año, una de ellas, claro está, de tipo procesional, la correspondiente al Jueves Santo que se venía celebrando hacía ya más de 200 años.
Cofradía de la Vera Cruz
El día 23 de octubre del año 1568, el Prior del Convento y Priorazgo de Uclés, Miguel Martínez, visita la villa de La Mota como se tiene por costumbre de hacer desde tiempo inmemorial. Uno de los motivos de este año es tomar relación de las cofradías que hay en la villa, visitar a los mayordomos, revisar sus cuentas y sacar relación de los bienes y pertenencias que posee.
Encuentra por mayordomos a los vecinos de La Mota, Pascual Sánchez Alcoholado y Francisco Ortega de Lillo, este último se encuentra ausente del pueblo, quienes fueron nombrados en el cargo el primero de mayo de 1568.
El escribano del Prior revisa las cuentas que les fueron tomadas por el visitador de la Orden de Santiago, el señor licenciado Garay, y las que después tomaron los oficiales de la dicha cofradía en fecha 8 de mayo de 1568, resultando un alcance contra el cabildo y a favor de los mayordomos, dándose por buenas.
En las nuevas cuentas que se toman al mayordomo le hacen el siguiente cargo: por las luminarias y limosnas al pasar el bacín en la iglesia, desde principio de mayo de 1568 hasta el tercer domingo de octubre de este mismo año, se han obtenido 1.910 maravedís.
Se hizo un reparto de cuota entre todos los cofrades el 9 de mayo de 1568, cobrándose un real a cada uno, total 180 reales (6.120 maravedís), que sumado al cargo anterior da un cargo total disponible de 8.302 maravedís.
El mayordomo se hace los siguientes descargos de gastos realizados:
Por gasto de compra de cera y enterramientos de cofrades empleó 1.354 maravedís. Gasto realizado en el período que va desde el primero de mayo de 1568, hasta hoy 23 de octubre del mismo año.
Gasto empleado en pagar al clérigo bachiller Sánchez, por 24 misas que ofició en nombre de la cofradía y para los cofrades difuntos. A real cada una hacen 24 reales (816 maravedís). Al clérigo bachiller Rodado se le pagan 13 reales (442 maravedís) por 13 misas que ofició para la cofradía.
Sumados todos los gastos da un total de 2.612 maravedís. Así que los mayordomos deben de devolver a la cofradía 5.690 maravedís, que el Prior manda que lo hagan en un plazo de 9 días. Fueron testigos de la toma de cuentas, Juan de Pareja y Antonio de Cosca, vecinos de Uclés. En concreto Antonio de Cosca fue el notario apostólico del Convento.
Debo de comentar unos aspectos interesantes que se refieren en las cuentas: se cobra una cuota de un real a cada cofrade, ¿en qué se empleaba este dinero? Además de lo mencionado en las cuentas, se usaba para dar a los cofrades un enterramiento digno, pagando la cofradía la mayor parte del entierro a la vez que se asistía con algo de dinero a la viuda y huérfanos. Realizaban así una misión caritativa y de seguro de vida, anticipándose en siglos a los actuales seguros. Otro aspecto significativo es que la cofradía debía de mantener un libro de cuentas, donde se anotaban los ingresos y gastos acompañados de sus facturas.
Inventario de los bienes de la hermandad
He marcado con un (*) los ornamentos y utensilios que pudieron haber usado en la procesión del Jueves Santo. En algunos, los que pueden presentar más dificultad, he añadido una explicación.
* Un crucifijo que está en la iglesia en el Altar de la Vera Cruz.
Un arca pequeña para tener la cera.
Un pendón de tafetán colorado con una cruz. El tafetán es un tipo de tela de seda, muy usada en el reino nazarí de Granada, quienes eran unos expertos en la fabricación y comercialización de la seda en todos los países del Mediterráneo.
* Un pendón negro con su cruz negra.
* Dos cetros plateados y dos cruces.
* Otras dos cruces y dos cetros verdes.
Dos bacines de latón y una campanilla. El bacín es una vasija usada, en este texto, para recoger las limosnas en la iglesia.
* Una cruz grande verde.
* Un paño verde con una trena de oro. La trena era una especie de cinturón o tahalí.
* Un velo de tafetán negro.
* Un paño blanco con sus franjas.
Una bula guardada en un recipiente de latón. La cofradía era poseedora de una bula papal, con toda seguridad confirmaba su constitución.
* Una corneta. Instrumento de viento que acompañaba a las procesiones o a los ejércitos para dar órdenes.
Las cornetas del s. XVI no eran como las actuales, sino que tenían forma de cuerno, de donde toman el nombre y cuyo material era usado para su fabricación en la antigüedad, con agujeros a lo largo de ella para poder tocar al igual que una flauta, aunque su sonido fuera muy distinto.
Cornetas del s. XVI
Fotografía tomada de Ensemble La Danserye
Unas ordenanzas confirmadas y un libro de cuentas. Era muy importante disponer de unas ordenanzas que rigiesen el funcionamiento del cabildo de la cofradía, confirmadas eclesiásticamente, para dar validez y seriedad a la misma. Estas ordenanzas estarán perdidas, pero podemos tomar como ejemplo las correspondientes a la cofradía de Ntra. Sra. de la Asunción que se conservan en el Archivo Municipal de Mota del Cuervo.
Dos ciriales de palo. Dos candeleros de madera para sujetar velas.
Unos cajones para los ornamentos.
Un candelero para hachas de cera. Soporte, normalmente de madera, con varias bases cilíndricas para colocar velas.
* Una casulla verde con tres tiras de raso.
* Una linterna e dos arandelas. La arandela es un disco con un agujero en medio, que se coloca en el candelero, para recoger la cera que se derrite de las velas encendidas.
Una cruz de ganchos con un crucifijo pequeño.
Un paramento pincelado que está en el Altar. Una pintura realizada a pincel en una pared del Altar de la Vera Cruz.
Un tocado de lino.
Tres cestillas para coger la limosna.
Más otra cestilla.
Más una casulla de carmesí colorado.
* Más un paño de terciopelo negro con una cruz verde.
* Una vara pequeña para la manga.
Un par de manteles de lino que están en el Altar.
* Una manga de terciopelo negro con una cadena verde. La manga era una tela que tapaba el soporte con que se llevaba el crucifijo, normalmente una vara.
Un alba con amito y dos paños de manos que están en el Altar. Alba y amito, vestimentas usadas en la liturgia.
Un frontal con tiras de raso que está en el Altar. El frontal del Altar es el adorno que tapa el frente del mismo, realizado con telas pintadas u otro material.
Un paño de seda con sus franjas que está en el Altar.
Unas escribanías con un cuchillo y tijeras. La escribanía en el s. XVI, constaba de un soporte donde se colocaban varios recipientes cilíndricos con tapa, donde se ponían la tinta, los polvos secantes, usados para la escritura. Cuchillo y tijeras eran usados para sacar punta a las plumas, cortar el papel, etc.
Más un poco de tira que dio la mujer de Antonio Mateo.
Una banca para el Altar. Se había instalado una banca de madera para asiento de los clérigos y fieles que iban a rezar a él.
Una sobremesa de colores para sobre la banca.
Una cubierta para la manga.
Un par de manteles de cebadilla.
* Un par de andas en que llevan el Crucifijo el Jueves Santo.
* Una ropa verde para el portero.
Dos cerrajas con dos llaves y un cucharón de hierro.