Esta historia que en estas páginas cuento, basada en las visitas que hicieron los reformadores de la Orden de Santiago, dueña y señora de La Puebla de Almoradiel en la Mancha Santiaguista, no está totalmente completa, sino que solo pretende ser la llave que abra la puerta y dé paso al conocimiento que aporten otros tantos muchos vecinos e historiadores sobre el lugar de Al murad ied, ese castillo pequeño que guardaba el vado de la Magdalena sobre el río Gigüela.
Almuradiel se repobló al Fuero de Uclés por vecinos de dicha villa hacia finales del siglo XII. El concejo de Uclés entregó a la Orden de Santiago todas las posesiones que tenía en Almuradiel el mes de mayo de 1227, a cambio que la Orden no cobrase portazgo de sus ganados de paso en varios castillos de frontera. Pasará así a ser de propiedad y gobierno de la Orden en los siglos venideros, su cruz de Santiago en su escudo da fe de ello.
Después de la primera repoblación fracasada, sus habitantes buscan un lugar más salubre lejos del río, en lo que se llamó La Puebla de Almoradiel. Primero aldea de Corral de Almaguer y más tarde, el año de 1331, el maestre Vasco Rodríguez le entrega privilegio para que fuese sobre sí, aunque la dependencia a la Encomienda del Corral duraría varios siglos más.
Este libro relata todas las visitas que hizo la Orden de Santiago a La Puebla de Almuradiel, cuyos manuscritos se conservan en el AHN. Relata un pasado glorioso de molinos harineros sobre el río Gigüela permitiendo a los labradores de la Mancha obtener harina para su alimento básico, el pan cocido en hornos de poya. Un pasado de ganados serranos que se dirigían a extremo por las riberas del Gigüela en término de La Puebla, que cruzaban por sus puentes donde pagaban pontazgo. Un conocimiento de sus edificios civiles y religiosos a través de todo un siglo. Un pasado, en fin, de personas ilustres naturales de la villa.
Finalmente, dedico un epílogo a un bien común que pronto será restaurado, el molino Pingazorras, muestra viva de un pasado molinero de La Puebla de Almoradiel como tantas villas de la Mancha Santiaguista.