El último boletón de la Biblioteca Regional de Castilla-La Mancha, el número 354 de 1 de julio de 2018, en el que se incluyen todas las novedades de la Biblioteca, aparece nuestra última Revista Especial dedicada a Maese Pedro López de Chavarría o Chavarrieta, maestro cantero de la iglesia parroquial San Miguel Arcángel de Mota del Cuervo, con un prólogo de Aurelio Pretel Marín, miembro de la Real Academia de la Historia, quien nos dedica unas palabras:
Maese Pedro López de Chavarría o Chavarrieta: El maestro cantero de la iglesia de san Miguel, de Mota del Cuervo
Revista Historia de Mota del Cuervo; junio 2018
La Asociación de Amigos de la Historia de la Mota del Cuervo, creada en 2009, es una institución formada por un grupo de entusiastas vecinos de esta población empeñados en dar a conocer su patrimonio histórico, cultural, etnológico y artístico. Para tan noble fin, desde 2014 sacan una revista, con el título Historia de Mota del Cuervo, de la que ya han salido quince o dieciséis números. Ahora, en 2018 sale uno extraordinario monográficamente dedicado por don Enrique Lillo, ingeniero industrial, pero apasionado por la investigación documental e histórica más que muchos supuestos licenciados en estas disciplinas, al maestro cantero Pedro López de Chavarría o Chavarrieta y su obra en la iglesia de la localidad.
Precedido de un prólogo de Aurelio Pretel, que previamente ha estudiado la obra en Albacete de este mismo maestro, Enrique Lillo reúne las noticias que ya teníamos del maestro Pedro de Chavarría por Mateos y Sotos, el pionero, seguido por Cristina Gutiérrez Cortines y García Saúco, las de Pereda Hernández y Pretel sobre Almansa y Albacete, con sus propios hallazgos sobre las poblaciones santiaguistas manchegas de la Mota del Cuervo y Quintanar de la Orden, que transcribe en anexos a manera de apéndice, y las que últimamente ha publicado Ignacio de La Rosa. De esta forma consigue trazar la biografía de uno de aquellos vascos que a principios del siglo XVI llegaron a la Mancha en busca de trabajo de su especialidad, la construcción en piedra, en las muchas iglesias -de salón, casi siempre- que por aquellos años se estaban construyendo o erigiendo sobre otras de materiales pobres. Aunque, por mi experiencia, no conviene creer todo lo que se dice en las pruebas y pleitos de hidalguía, la documentación de Ignacio de La Rosa nos presenta a un hidalgo, natural del lugar vizcaíno de Ispáster, no lejos de Laqueitio, que en 1510 -probablemente antes- ya estaba trabajando en La Mota del Cuervo, donde se casaría y tendría a sus hijos, Pedro y Juan López de Chavarrieta, el menor de los cuales parece ser el mismo que trabaja con Luna en las iglesias del Campo de Montiel. Después será llamado a dirigir las obras de las nuevas iglesias de San Juan de Albacete y La Asunción de Almansa, así como Santiago de Quintanar de la Orden, donde tuvo problemas con el Ayuntamiento, que le hizo deshacer y rehacer el trabajo. Igualmente los tuvo en Albacete, con el enfrentamiento entre los regidores, el vicario y el representante del común de vecinos a cuenta del desvío de los fondos precisos y otros inconvenientes, que impidieron cubrir la capilla mayor, como él recomendara, y a la larga provocaron su ruina. Pero antes, en 1537, falleció maese Pedro al caer de un andamio cuando dicha capilla estaba ya acabada. Su tasación, a cargo nada menos que del maestro Jerónimo Quijano y Francisco de Luna, provocará un escándalo, aún incrementado cuando algunos proponen traer a Vandelvira, del que otros advierten que es el yerno de Luna, y por tanto parcial a favor de la viuda, y otros muchos debates, al final de los cuales la iglesia se hundirá, como es bien sabido.
En resumen, se trata de un trabajo de interés no local -que también, por supuesto, pues se trata de la iglesia del pueblo- sino mucho más amplio: regional, como mínimo, pues se trata de templos de por lo menos tres de las cinco provincias de Castilla-La Mancha; y de un gran valor para el estudio del gótico tardío y el Renacimiento. Y por si fuera poco resuelve varias dudas sobre la identidad de este Maese Pedro, que era desconocido hace apenas dos décadas, y que ahora se revela como uno de los maestros mejor documentados de nuestra geografía. Enhorabuena a Lillo, y a la Mota del Cuervo, por su publicación.
Aurelio Pretel Marín
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