El campamento romano de El Real, Cértima y la fortaleza ermita de Criptana

Autor: Enrique Lillo Alarcón
ISSN 2386-5172 - Serie: XVI-7
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Enrique Lillo Alarcón
Autor: Enrique Lillo Alarcón

Buscando Alces y Cértima

 
"La Tradición viene sosteniendo que en La Hidalga estuvo una población romana llamada Alces y en el Real, junto a las ruinas de un castillo, el campamento de los romanos 180 años antes de C. ...
 
También averiguar si se conservan hoy trozos de columnas y piedras labradas que se encontraron en La Hidalga, si se ven por estos sitios restos de cimientos de muralla o de paredes de casas, y si se han encontrado y se conservan objetos o monedas de este sitio, así como del Real, donde también hubo puntas de flecha y armas de aquellos remotos tiempos, monedas, etc."
 
Así se dirigía el académico de número de la Real Academia de la Historia D. Antonio Blázquez al alcalde de Campo de Criptana D. Faustino López, el 6 de mayo de 1916, anunciándole su inminente visita a dicha población, para el encargo que había recibido, desde el Gobierno, de inspeccionar la zona en busca de restos de vías romanas.
 
El resultado de la visita se plasmó en un documento: "Vías romanas del valle del Duero y Castilla la Nueva. Memoria de los resultados obtenidos en las exploraciones y excavaciones practicadas en el año 1916. Redactada por los delegados-directores Antonio Blázquez y Delgado Aguilera, y Claudio Sánchez Albornoz. Madrid, Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades, 20 de enero 1917".
 
Una parte de este documento trata de la vía romana de Laminio a Titulcia, en cuyo recorrido se encuentra la perdida ciudad de Alces a 40 millas romanas de Laminio y a 24 de Vico Cuminario.
 
La vía de Laminio a Titulcia tiene una longitud de 82 millas romanas, en el Itinerario 29 de Antonino, con las siguientes mansiones y distancias:
 
Itinerario 29                                Propuesta de Blázquez                            Otras                                 
- Laminio                                       Alhambra                                                  Daimiel
- Alces, 40 millas                         La Hidalga, Campo de Criptana          Alcazar de San Juan
- Vico Cuminario, 24 millas                                                                           Ocaña
- Titulcia, 18 millas                       Alrededores de Aranjuez                      Titulcia (Bayona de Tajuña)
 
La principal diferencia, para la explicación de los itinerarios, que hace D. Antonio Blázquez, es que utiliza una distancia de 1,666 km como base de milla romana, en lugar de los 1,481 km aceptados normalmente. Sea como fuere, sitúa a Laminio en Alhambra, desde aquí, explora la calzada romana que partiendo de Alhambra continúa a La Calera y al Ovillo, siguiendo a Santa María del Guadiana, por tanto, la calzada, va tomando la dirección de los alrededores de Aranjuez, así logra cuadrar las 82 millas existentes entre Laminio y Titulcia, ahora es más fácil buscar la mansión intermedia de Alces, situándola a 40 millas de Alhambra (67 km). De este modo, se define un área de búsqueda, para ello se fija un eje horizontal, correspondiente a esa distancia, que concuerda con el eje Alcazar de San Juan - Pedro Muñoz, y un espacio de 25 km hacia el norte del río Záncara. D. Antonio Blázquez explora Alcazar, pero no encuentra nada significativo.
 
"En Campo de Criptana, por el contrario, tuvimos la suerte de hallar restos de la vía y de la población, no debido a nuestro acierto, sino a la buena voluntad e inteligencia del alcalde D. Faustino López y de otros señores de la localidad, a quienes guardamos profundo reconocimiento, pues avisada la visita al primero de dichos señores, cuando llegó el Delegado-Director ya habían recorrido todo el término, anotando hasta los más leves vestigios de camino y ruinas, y por esto pudo examinar muchos y muy variados sitios y objetos. El camino que corresponde a la vía romana es, como todos los de aquella época, ancho y firme, y está empedrado a trechos bastante visibles, aunque en algunos el empedrado haya sido reforzado modernamente."
 
 
La calzada viene de los alrededores de Argamasilla, pasa cerca de los arenales de La Moscarda y arriba por el oeste a Campo de Criptana, continúa por los cerros que se dirigen al norte, hasta llegar a Villajos, donde, D. Antonio, encuentra posibles restos romanos de edificaciones cercanos a la ermita, paredones y aljibes, así como una necrópolis con objetos y urnas cinerarias. Tomando el camino de Santa Brígida, se llega a la laguna de Salicor, hacia el este, a menos de 500 m, se encuentra La Hidalga, donde existe un cerro alargado en dirección este-oeste donde se han encontrado objetos, cerámica y monedas íberas y romanas, en su parte superior restos de cimientos de construcciones, cerca del cerro hay un aljibe con grandes losas romanas; cabe notar que las monedas romanas proceden de la época republicana. Uno de los más notables descubrimientos, ha sido un ídolo íbero, publicado en la Revista de Archivos por el Sr. Mélida.
 
Una vez situada Alces en la finca de La Hidalga, D. Antonio Blázquez comprueba las distancias: a Alhambra 40 millas (67 km), al arroyo Meaques, donde se sitúa a Miaccum (Carabanchel, Madrid. Hoy día es más aceptado Collado Mediano), pasando por La Guardia y Aranjuez, 66 millas (110 km), a Titulcia, en los alrededores de Aranjuez, 42 millas (70 km).
 
"No cabe, por consiguiente, dudar de que las ruinas de La Hidalga, corresponden a Alces, ciudad que fue sitiada por Sempronio Graco el año 180 antes de la Era Cristina, siendo en aquellos tiempos una ciudad indígena importante."
 
D. Antonio Blázquez, no refirió nada en su Memoria sobre el campamento romano de El Real, que había mencionado en su carta al alcalde, ni tampoco hay constancia que lo hubiera visitado, aunque tenía referencias que se habían descubierto puntas de flechas y monedas en él.
 
Gracias al trabajo arqueológico de Antxoka Martínez Velasco, "Conquista y romanización en La Mancha y el Campo de Montiel: El campamento romano de El Real (Campo de Criptana, CR)", conocemos más sobre él y se pueden hacer conjeturas sobre su función histórica.
 
Es una construcción situada al este de Campo de Criptana, cercana a la ermita de la Virgen de Criptana, próxima a la N-420. Solo quedan restos de los cimientos de lo que fueron los muros de protección del mismo, de forma cuadrada, hace que se localice en el modo de construcción propio de la época republicana, ocupando unas 5,8 ha. Los cimientos son de piedra caliza extraídos del mismo cerro donde se encuentra, lo que denota que se quiso hacer una construcción algo duradera, como para un asedio que ocuparía cierto tiempo. Este campamento fue duradero porque se utilizó una segunda vez, probablemente durante la Bellum Civile entre los partidarios de Julio César y Cneo Pompeyo, ya que existe un muro interior de división que reduce el espacio a 2,8 ha, construyéndose el campamento de forma rectangular, con las esquinas de modo redondeado al igual que se hacía en tiempos de César. Fue un campamento de tiendas de piel, ya que no se han encontrado restos de estructuras fijas en su interior, a pesar de existir piedra como para haberlashecho.
 
Centrándonos en el campamento de época republicana, podemos afirmar que es muy pequeño como para haber podido alojar a varias legiones, incluso una única legión podría estar incómoda en su interior, pero tiene su sentido si definimos el objetivo del campamento, que era el asalto al núcleo carpetano fortificado cercano a él, en el actual cerro donde se encuentra el Santuario de la Virgen de Criptana.
 
Este cerro ocupa una extensión similar a la del campamento, lo que puede ser una de las razones que explicaría su reducido tamaño, no necesitaban aumentarlo innecesariamente; por otro lado, la táctica de las legiones romanas no era la de esconderse tras una fortificación y esperar a ser atacadas, su ventaja estaba en el número de soldados y movimientos tácticos disciplinados en campo abierto, donde eran verdaderamente invencibles. De este modo, las legiones se habrían dispuesto: una parte en el campamento, otra en la llanura enfrente del cerro en la zona sur, y, probablemente, otra en los altos de la parte norte del cerro.
 
 
Así comentado, el campamento tendría unas funciones básicas de seguridad, ante cualquier inconveniente que se pudiera producir en el asalto, así como una función de logística.
 
Se habría dispuesto como todos los campamentos romanos, cuatro vías principales: via Praetoria, via Principalis, via Quintana y via Decumana.
 
Cada 8 legionarios formaban un contubernium, a los que correspondía una tienda de piel de cuatro plazas, ya que 4 hacían guardia y 4 descansaban. Cada centuria estaba formada por 80 legionarios, es decir 10 contubernium en 10 tiendas, y 1 donde se alojaba el centurión. Todas las tiendas se colocaban en una fila, así todas las filas se montabanparalelas a la via Praetoria, de este modo la evacuación del  campamento se podía hacer de forma rápida y ordenada.
 
El legado o general se instalaba en el Praetorium, cercano al cruce de todas las vias, al foro y a las tiendas de los tribunos. Los dos tercios del campamento eran para las legiones, el tercio restante para los mandos y los extraordinarii (legionarios elegidos, formado por el 20% de la infantería y el 30% de la caballería).
 
El cerro lo ocupaba una ciudad carpetana que estaría amurallada, no era muy grande, debido a que sería una ciudad estado que controlaba un área determinada, con pequeñas poblaciones a su alrededor, esta era la tónica normal en la Carpetania, donde las ciudades eran unidades independientes y era muy raro encontrar régulos que controlasen varias de ellas, aunque un ejemplo de este particular, lo podemos encontrar en Alces. Hoy en día se ve que está constituido en estratos, formando terrazas, con una estructura de pirámide escalonada, y en su cima una zona plana.
 
La época republicana de las construcciones, la ciudad carpetana, los restos de flechas y monedas que se encontraron, llevan a pensar en las guerras de la República de Roma con las poblaciones de la Celtiberia, para su sometimiento.
 
En el año 180 a.C. fueron elegidos pretores para la Hispania Citerior y Ulterior, Tiberio Sempronio Graco y Lucio Postumio Albino.
 
T. Sempronio Graco se dirigió a someter a los celtíberos, comenzando por la zona más meridional de la Carpetania. El cerro donde llegó pudo ser la ciudad carpetana perdida de Cértima. El campamento romano de El Real, su propio campamento de asalto.
 
 

Antecedentes de las Guerras Celtíberas. El expolio de Hispania

 
La irrupción en Hispania de las legiones de Publio Cornelio Escipión "El Africano", durante la segunda Guerra Púnica, tuvo por objeto trasladar el escenario bélico de Italia a España, siendo una maniobra muy arriesgada, produjo su resultado ya que el traslado del eje central de la misma, dejó libre de contiendas el territorio italiano.
 
Junto a Escipión lucharon unidades indígenas, que tuvieron bastante importancia en el resultado de la victoria a los cartagineses. Escipión supo dar a las etnias hispanas su cultura y avances sociales, lo que se ha dado en llamar romanización; los romanos también tomaron lo que les interesó, las riquezas mineras y alimentarias, y sobre todo algo que revolucionó las guerras posteriores, y que no se ha dado importancia en los medios históricos, la gladius, una espada corta y manejable, muy apta para la forma de luchar en grupo de los romanos, mientras el enemigo hacia un movimiento de arriba hacia abajo con una espada, el legionario romano pinchaba frontalmente con la gladius. Durante mucho tiempo fue llamada gladius hispaniensis, hasta que perdió el apellido y se convirtió en gladius romana. En definitiva, Escipión trato razonablemente bien a los pueblos hispanos.
 
 
En años sucesivos, el proceder de actuación cambió, Marco Porcio Catón a la cabeza de los optimates, enviaron a gobernar la Hispania Citerior y la Ulterior, las dos zonas en que se dividió el gobierno de Hispania, a pretores que tenían órdenes concretas de saquear la tierra y las riquezas de sus pobladores, exigiendo el máximo de tributos, llevándose, cada uno e ellos, más riqueza que el anterior. Este proceder produjo el levantamiento del año 197 a.C., las legiones tuvieron que huir hasta las colonias griegas de Rosas y Ampurias, donde llegaron perseguidas por los sublevados. En el año 195 a.C. el Senado de Roma, envió al cónsul Marco Porcio Catón al mando de dos legiones consulares, que sumadas a las tropas existentes, hacían un total de 70.000 hombres, consiguiendo restablecer el orden en el noroeste español, a excepción de la ciudad de Numancia. Tito Livio informa del expolio de Catón: 26.000 libras de plata (8.500 kg) y 1.400 libras de oro (450 kg).
 
Así continuaron, en años sucesivos, las incursiones de los pretores gobernadores, atacando las poblaciones a sangre y fuego, para obtener metales preciosos y esclavos.
 

Las Guerras Celtíberas. Tito Livio - Ab urbe condita

 
Desde mi punto de vista, estas guerras se debieron de haber llamado las Guerras Carpetanas, ya que la mayor parte de las operaciones se realizaron en tierras de la Carpetania. Desconozco si Tito Livio nombró celtíberos cuando en realidad eran carpetanos, o, en realidad, eran celtíberos que se habían desplazado de sus tierras, para que el desarrollo bélico no se produjera allí, sino en los extremos de sus límites
territoriales.
 
En los casos de Cértima, Alces, Ébura, Ercávica y puede que Contrebia, son ciudades de la Carpetania las que luchan con el invasor romano.
 
 
[XL,1] En el año 182 a.C. es nombrado, por sorteo, pretor de la Hispania Citerior, Quinto Fulvio Flacco; toda ésta región estaba levantada en armas, se estaba luchando contra los celtíberos.
 
La Hispania Ulterior es concedida a Publio Manlio; aquí se vivía una época de relajación de la disciplina del ejército, debido a la ociosidad y a la enfermedad del pretor Publio Sempronio.
 
El Senado da orden de alistar 4.000 legionarios y 200 jinetes romanos, así como 7.000 infantes y 300 jinetes de los aliados latinos, un refuerzo total de 11.500 hombres.
 
[XL,16] Los pretores nombrados acuden a sus zonas en Hispania. Quinto Fulvio Flacco se hace cargo de las legiones de Aulo Terencio, pone sitio a Urbicua en Teruel, pero es atacado por un ejército celtíbero, sufriendo los romanos graves pérdidas; debido a lo encarnizado de los combates, se retiran los celtíberos, Q. Fulvio entra en la ciudad y deja a los legionarios que la saqueen. Aulo Terencio regresa a Roma con un botín de 9.320 libras de plata (3.047 kg), 82 libras de oro y 7 coronas doradas de 60 libras de peso (46 kg).
 
[XL,18] En el año 181 a.C., se ratifica el nombramiento de los pretores en Hispania. Se envía un refuerzo de tropas 3.000 infantes y 200 jinetes romanos, 6.000 infantes y 300 jinetes aliados, lo que hace un total de 9.500 hombres.
 
[XL,30,31,32,33] Este año de 181 a.C. comienza la guerra en la Hispania Citerior.
 

Batalla de Ébura

Los celtíberos forman un ejército de 35.000 hombres, Q. Fulvio junta todas las fuerzas que puede, pero su número es muy inferior. En los primeros días de la primavera Q. Fulvio llega a Ébura, luego llamada Libora (Cuerva, Toledo), en la Carpetania, con un pequeño destacamento toma la ciudad. A los pocos días, llegan los celtíberos, acampando en una colina a dos millas de distancia (1 milla = 1481 m). Durante días, un destacamento de caballería al mando de Marco Fulvio, hermano de Quinto, se dedica a inspeccionar el campamento celtíbero, retirándose cuando aparece la caballería enemiga, no ocurre nada más. Cierto día, los celtíberos cansados de la espera, salieron de su campamento, a mitad de camino entre ambos, formaron en orden de batalla, los romanos no respondieron a esta amenaza de batalla, esto mismo sucedió durante cuatro días seguidos.
 
Cuando Q. Fulvio pensó que los celtíberos no esperaban que los romanos atacasen, mandó a Lucio Acilio que fuera de noche a la montaña en la trasera del campamento celtíbero, con las tropas aliadas y 6.000 auxiliares nativos, quedando preparado para atacar a su orden.
 
Al amanecer envió al prefecto Cayo Escribonio a la empalizada del campamento enemigo, los celtíberos salieron de su campamento, en ese momento Escribonio dio media vuelta y se dirigió a su campamento romano, la caballería celtíbera los persiguió, seguidos a poca distancia por la infantería. Cuando los celtíberos se encontraban a menos de media milla del campamento romano, suficientemente alejado del suyo, Q. Fulvio mandó salir, por tres puertas, a sus legionarios, con fuertes gritos de guerra. Acilio, que estaba emboscado, atacó el campamento celtíbero, donde solo habían quedado 5.000 hombres, que al ser tomados por sorpresa no opusieron resistencia, entonces Acilio prendió fuego a la parte del campamento que podía ser visto desde el lado de la batalla.
 
La pérdida del campamento hizo que bajara el ánimo en los celtíberos y subiera en los romanos, pero como no tenían sitio donde refugiarse redoblaron los ataques en el flanco izquierdo romano, defendido por auxiliares hispanos, ya que el centro estaba muy presionado por la V legión, el ala izquierda habría sucumbido si no hubiese llegado en su defensa la VII legión. En este punto llegaron por la retaguardia las tropas romanas de Acilio, además de las que habían quedado de retén en Ébura, al verse entre dos frentes de romanos, los celtíberos aflojaron la lucha, siendo vencidos y huyendo en todas direcciones.
 
La caballería, en dos grupos, persiguió a los que huían. Murieron 23.000 celtíberos, 4.700 prisioneros, 500 jinetes y 88 estandartes capturados. Una gran victoria que solo supuso de bajas en el bando romano: 200 romanos muertos, 830 aliados latinos y 2.400 auxiliares
extranjeros.
 
Los heridos fueron llevados a Ébura.
 

Asalto a Contrebia

Después partieron las legiones, por la Carpetania, en dirección a Contrebia (existen varias Contrebias y varias posibilidades, esta sería, probablemente, Contrebia Cárbica, Huete - Villas Viejas, o Zorita de los Canes, o la de los alrededores de Daroca, ya que estaba en la
Celtiberia próxima a la Carpetania).
 
Q. Fulvio sitió la ciudad, los habitantes pidieron auxilio a sus compatriotas celtíberos, pero, por las intensas lluvias, no llegaban; sin posibilidad de auxilio se entregaron. Las lluvias eran tan fuertes que las legiones romanas se tuvieron que refugiar en la ciudad. Cuando las lluvias cesaron y pudieron vadear los ríos, los celtíberos de ayuda se aproximaron a Contrebia, iban confiados porque no sabían que la ciudad se había rendido y no habían visto campamento, ni legiones romanas. Los romanos salieron de la ciudad los atacaron, los vencieron y dispersaron, ocasionando: más de 12.000 muertos y 5.000 prisioneros, 400 caballos y 62 estandartes capturados. Los huidos se encontraron con otro grupo de celtíberos que se acercaban a Contrebia, al referir la derrota, todos se dispersaron. Desde Contebria, Q, Fulvio arrasó una gran parte de la Celtiberia, rindiéndose la mayor parte de las ciudades de ella.
 
En la Hispania Ulterior, el pretor Manlio consiguió varias victorias entre los lusitanos.
 
[XL,35] En el 180 a.C. son nombrados nuevos cónsules Aulo Postumio Albino Lusco y Cayo Calpurnio Pisón, se sortean los pretores, Tiberio Sempronio Graco para la Hispania Citerior y Lucio Postumio Albino para la Hispania Ulterior.
 
Al comienzo del año, Q. Fulvio Flacco envía al Senado al legatus Lucio Minucio y dos tribunos militares, Tito Menio y Lucio Terencio Masiliota, para informar de las dos victorias y rendición de los celtíberos, explicar que no necesitaban enviar paga y trigo para las legiones, y solicitando la licencia de las mismas. T. Sempronio Graco pronuncia un discurso en el Senado, increpando a Lucio Minucio y diciendo que se quedará en la Hispania Citerior en las ciudades pacificadas, ya que necesita un ejército de veteranos, para continuar con la pacificación de la Celtiberia. El Senado concedió a T. Sempronio Graco una legión de 5.200 infantes y 400 jinetes, además de una fuerza adicional de 1.000 infantes romanos y 50 jinetes, los aliados latinos debían aportar 7.000 infantes y 300 jinetes, lo que corresponde a una fuerza total de 13.200 infantes y 750 jinetes. El Senado concedió a Q. Fulvio Flacco el regreso con las tropas alistadas antes del 186 a.C. y las que superaran en cierto número a la dotación normal, decretándose una acción de gracias por sus servicios.
 
[XL,39] Batalla del Paso Manlio
Como Sempronio Graco tardaba en llegar, Q. Fulvio Flacco comenzó a hacer operaciones de castigo contra los celtíberos que no se habían rendido, este hecho provocó el efecto contrario y los celtíberos se sublevaron más, se establecieron en el Paso Manlio y lo bloquearon (Puerto de Morata, Zaragoza). Cuando Sempronio llegó a Tarraco, Q. Fluvio se dirigió hacia allí con su ejército, encontrándose con los celtíberos apostados en el Paso Manlio. Los celtíberos abordaron a los romanos por ambos lados y comenzó la batalla, las tropas romanas se mantenían bien, pero los auxiliares estaban siendo sometidos por los celtíberos, pero éstos se daban cuenta que la victoria no se conseguía, al ser superiores los romanos en tácticas en campo abierto, por lo que lanzaron un ataque en cuña con el que eran casi invencibles, provocando el desorden de las legiones y casi la ruptura de las líneas.
 
Ante esta situación, Q. Fulvio arengó a la caballería, éstos quitaron las riendas a los caballos y se lanzaron, a tumba abierta, por los dos lados de la cuña celtíbera, hasta dos veces, consiguiendo romperla y haciendo que los celtíberos huyeran al ver que su táctica de cuña fallaba. Murieron 17.000 celtíberos y se hicieron 3.700 prisioneros, se capturaron 77 estandartes y 600 caballos. Bajas: 472 romanos, 1.019 aliados latinos y 3.000 auxiliares.
 
Llegados a este punto, hacemos notar las pequeñas bajas romanas comparadas con el resto de fuerzas, esto era así, porque siempre se enviaba contra el enemigo, primero a las tropas auxiliares y en último término a los legionarios romanos.
 
Q. Fulvio Flacco, acampó ese día en el Paso Manlio, siguiendo después su camino a Tarraco. Sempronio Graco salió a su encuentro para felicitarle por su victoria, reorganizaron y licenciaron al ejército, Flaco embarcó en Tarraco con sus tropas licenciadas, hacia Roma.
 
[XL,43] 179 a.C., Q. Fulvio Flacco, esperando a las afueras de Roma para celebrar su triunfo, fue nombrado cónsul y entró triunfante, llevando: 124 coronas de oro, 31 libras de oro y 173.200 monedas de plata, acuñadas en Osca (Huesca), cada una con un peso entre 4,2 y 4,7 gramos, lo que hacen 770 kg de plata.
 
[XL,47] Año 179 a.C. Asalto a Munda y Cértima
Los pretores Lucio Postumio Albino y Tiberio Sempronio Graco acuerdan las operaciones para este año: L. Postumio iría contra los vacceos desde la Lusitania, después regresaría a Celtiberia, Sempronio Graco iría al extremo de la Celtiberia.
 
Llegando Sempronio Graco a Munda (Montiel), la asaltó y conquistó durante un ataque nocturno. Tomó rehenes y puso una guarnición en la ciudad, prosiguió su marcha devastando fortalezas y cultivos, hasta llegar a una ciudad, fuertemente fortificada, llamada Cértima (Criptana).
 
Existe una gran controversia con los nombres de las ciudades, aquí se ha puesto una de las versiones, ya que se encuentran en la zona más meridional de la Carpetania, límite de la Celtiberia, y debido a que, después de esto, Sempronio Graco se dirige a Alces y Ercávica, en la misma Carpetania. Las otras opiniones, sitúan las ciudades en Montilla (Córdoba) y Cártima (Málaga), muy alejadas de sus límites de gobierno, la Hispania Citerior.
 
Sempronio Graco estaba instalando las máquinas para asaltar la muralla de la ciudad, cuando llegó una delegación de la misma, quienes solicitaron permiso a Graco para pedir ayuda a los celtíberos, éste se lo concedió. Regresaron al cabo de unos días con diez delegados. Tito Livio cuenta la siguiente anécdota que le choca como romano: los romanos les ofrecieron de beber, una vez terminada la primera copa, pidieron nuevamente de beber, los romanos rieron de la falta de comportamiento adecuado. Los delegados preguntaron a Graco porqué tenía confianza en conseguir una victoria, a lo que Graco dispuso sus legiones y las hizo manipular ante ellos. Estos se fueron y convencieron a sus compatriotas que no enviaran tropas de ayuda a Cértima. Los habitantes de Cértima encendieron las hogueras por la noche, en las torres de vigilancia, como señal de socorro, para que los celtíberos iniciaran el ataque, pero al no recibir respuesta, se rindieron a los romanos.
 
Sempronio Graco les impuso un tributo de 2.400.000 sestercios (equivalente a unos 2.700 kg de plata) y la entrega de 40 caballeros nobles, que se utilizarían como rehenes y estarían en el servicio del ejército.
 
[XL,48] Batalla de Alces
Desde Cértima, Sempronio Graco se dirigió al campamento celtíbero, de donde vinieron los delegados, situado en las afueras de Alces. Ideó la siguiente estratagema: durante días, las tropas auxiliares hostigaban a los celtíberos, cada día un poco más fuerte, para obligar a salir a los celtíberos de su campamento, el día que finalmente salieron, las tropas auxiliares hicieron como si les superaban y huyeron hasta el campamento romano, Sempronio Graco tenía dispuesto todo su ejército, preparado en las puertas, cuando los celtíberos estaban próximos y las tropas auxiliares estaban a salvo, los atacó, convirtiendo el ataque en una sorpresa que acabó en victoria. Murieron 9.000 hombres, se capturaron 320 prisioneros, 112 caballos y 37 estandartes. Bajas en el ejército romano, 109 hombres.
 
[XL,49] Conquista de Alces
Después de la batalla, Sempronio Graco atacó los campos y ciudades de la Celtiberia, conquistó unas 103 ciudades y mucho botín, al conocer sus victorias, unas se rindieron voluntariamente y otras por miedo. Después regresó para asaltar Alces. Durante días combatió sus murallas, luego preparó máquinas de asedio, los habitantes al ver que sus muros no aguantarían se refugiaron en la ciudadela, finalmente se rindieron. Sempronio Graco consiguió mucho botín y rehenes, entre ellos dos hijos y la hija de Turro, el régulo de todos los pueblos de alrededor y un hombre poderoso de Hispania. Turro solicitó al pretor que salvara a su familia, Graco se lo concedió. Turro pasó al servicio de Sempronio Graco, dentro de su ejército, ya que estaba dolido con sus aliados por no haber recibido su ayuda, le ayudó en numerosas ocasiones.
 
[XL,50] Ercávica se rinde
Después de estas victorias de Sempronio Graco, la ciudad de Ercávica (Cañaveruelas, Cuenca), le abrió sus puertas y se rindió.
 
Comenta Tito Livio que decían, que una vez los romanos se habían ido, los pueblos se volvían a revelar. Cuentan también que libró una gran batalla, contra los celtíberos, en el monte Cauno (Moncayo), con muchas bajas por ambas partes. Parece que al tercer día se libró la gran batalla, la victoria fue decisiva, el campamento celtíbero fue capturado y saqueado, murieron 22.000 hombres, botín: 300 rehenes, 300 caballos y 72 estandartes.
 
Esta última batalla fue el fin de la guerra, se firmó la Pax Sempronia, que fue duradera. Tras serle concedido un triunfo por el Senado, Tiberio Sempronio Graco, prefirió quedarse un poco más entre los pueblos íberos, consolidando los tratados y asentamientos, fue un gobernante, hasta cierto punto, justo y equitativo, comparado con los anteriores pretores, cosa que agradecieron los pueblos sometidos.
 
En la Hispania Ulterior, Lucio Postumio, luchó dos veces, ese verano, contra los vacceos, matando a 35.000 enemigos y capturando su campamento, aunque unos autores dicen que llegó a su provincia muy avanzado el verano y no pudo luchar contra ellos.
 

La fortaleza de Criptana, cae y resurge de sus cenizas

La ciudad fortaleza de Cértima y a su lado el campamento romano, vieron pasar el tiempo, vieron pasar distintos pueblos y gentes, sus piedras y defensas se usaron para otras construcciones...
 
La primera referencia histórica es del 15 de agosto del año 1097. Los almorávides del emir Yusuf ibn Tasufin, atacan en Consuegra a las tropas cristianas de Alfonso VI, éste había solicitado ayuda a Rodrigo Díaz de Vivar, quien envió una importante ayuda al mando de su hijo Diego Rodríguez, y más tarde caballería al mando de Álvar Fáñez. La batalla se saldó con una contundente derrota para las tropas cristianas, Alfonso VI se tuvo que refugiar en la ciudadela del castillo de Consuegra, donde estuvo asediado durante 8 días, hasta la retirada de los almorávides, que no pudieron vencer sus defensas y pensaron que pronto vendrían tropas cristianas de ayuda. Diego Rodríguez murió combatiendo, al no ser auxiliado por García Ordoñez, antiguo enemigo de su padre. Después de la batalla, el gobernador de Denia (probablemente almorávide, ya que éstos habían terminado con su emirato), se refugió en el castillo de Chritana.
 
Por tanto, ya existía un castillo, construido quizás con los restos de la Cértima carpetana o con las defensas del campamento de El Real.
 
En el año 1162, Chritana es cedida, por la Orden de San Juan, al caballero mozárabe toledano Miguel Assaraff, con objeto de que comience su repoblación. Chritana, Kero y Attires, aparecen como propiedad de la Orden de San Juan en este año de 1162.
 
En el año 1174, Alfonso VIII concede a la Orden de Santiago, Chritana y Villajos para que las repueble.
 
Los libros de visita de la Orden de Santiago, nos informan de los cambios y vicisitudes por los que pasó esta fortaleza, que iremos analizando hasta final del s. XV.
 
Visita del año 1468, [AHN,OM,UCLÉS, L.1233]
Ese año de 1468, Francisco de León comendador de Bastimentos del Campo de Montiel, por orden del Maestre don Juan Pacheco, visita las posesiones de la Orden, para entregar al Maestre, principalmente, una relación de las defensas y fortalezas de las villas encuadradas en ella.
 
Cuando visita la fortaleza de Criptana, dice de ella que está destruida y la hizo derrocar el señor Maestre don Álvaro de Luna.
 
"E tenía fortalesa, más estava derrocada al tyenpo que la vesitamos, que la avía fecho derrocar el señor Maestre don Álvaro de Luna. Hera comendador de ella Alfonso de Cáçeres, proveydo por el señor Ynfante don Enrrique, y tenía la renunçia ya a su fijo".
 
Esta fue la primera destrucción que conocemos, pero estoy seguro que en el pasado tuvo más, romanos, visigodos, musulmanes, también en un futuro próximo, como veremos.
 
Francisco de León recibió una información correcta, veamos que pudo suceder. Pedro Manrique, Adelantado Mayor de Castilla y León, estaba fuertemente enfrentado a Álvaro de Luna, valido de Juan II. Cedió a su segundo hijo Rodrigo Manrique, comendador de Segura, sus posesiones señoriales de Paredes de Nava, ya que el enfrentamiento con Álvaro de Luna era cada vez mayor y tenía miedo que se las confiscasen; tuvo razón en la cesión, ya que en 1437, el favorito del rey, convenció a Juan II para que Pedro Manrique fuese encarcelado. Rodrigo consigue reunir un ejército para atacar, pero, en ese intervalo, su padre escapa de la prisión de Fuentidueña, donde le habían recluido; ya libre, Pedro y Rodrigo Manrique se unen a las tropas del Infante don Enrique para combatir a Álvaro de Luna.
 
En 1441, las tropas del Infante don Enrique y de Rodrigo Manrique (su padre Pedro falleció el año anterior), arrasan las posesiones de Álvaro de Luna en Toledo. Esta pudo ser la primera ocasión que tuvo Álvaro de Luna para derrocar la fortaleza de Criptana. Recordamos que Rodrigo era comendador de Segura y Trece de la Orden de Santiago, y la fortaleza de Criptana era un punto importante fortificado de la Orden.
 
La situación empeoró, el partido de los nobles que se oponían al gobierno de Álvaro de Luna, se enfrentaron a las tropas reales en la batalla de Olmedo, donde murió el Maestre Infante don Enrique. En seguida Álvaro de Luna consiguió que le nombrasen Maestre de la Orden, y a su vez Rodrigo Manrique, como comendador y Trece, se auto nombró también Maestre, llegando a existir enfrentamientos en el año 1446, para después avenirse a un acuerdo entre ambos. Este año de 1446, fue la segunda oportunidad, y a mi parecer la más probable en que se derrocó la fortaleza de Criptana, aunque no se destruyó completamente.
 
Visita del año 1478, jueves 8 de octubre [AHN,OM,UCLÉS, L.1063]
Diez años después de la primera visita, los visitadores, Ruy Díaz de Cerón y Pedro González de Calvente, comendadores, y Alfonso Fernández de Rivera, provisor y capellán del Maestre, suben a ver la fortaleza. Algunas paredes aún estaban en pie, con la altura aproximada de un hombre, es decir unos 1,65 m. El cuerpo de la torre del homenaje parece que aún existe, en su interior encuentran un pozo que da mucha agua, según les informó y mostró el caballero de la Orden don Martín Fernández de Villaescusa, que conocía bien ya que había sido alcaide de dicha fortaleza en el pasado.
 
Los vecinos de Campo de Criptana, informan a los visitadores, que el Rey mandó que se derrocase la fortaleza, cumpliendo el mandato los Concejos de La Mancha, en el tiempo que dicen: "Después que el Maestre, nuestro señor, es Maestre".
 
Los visitadores recomiendan al Maestre que la vuelva a levantar, ya que dicen que está en un sitio estratégico, a ojo del Marquesado (de Villena) y del Priorazgo de San Juan.
 
Parece que la fortaleza, después de la primera destrucción a mediados del s. XV, se debió de recomponer. En 1475 comienza la Guerra de Sucesión castellana, en la Mancha se enfrentan el segundo marqués de Villena, don Diego López Pacheco, y el Maestre de la Orden, don Rodrigo Manrique. El de Villena y el Rey Fernando, mandaron destruir numerosas fortalezas por ambas partes, para evitar que uno y otro bando se refugiasen en los castillos de la Orden, haciéndose fuertes allí y tener una situación privilegiada respecto del contrario. Rodrigo Manrique fallece en el año 1476, entonces el Rey Fernando consigue que le proclamen administrador de la Orden, hasta que en el capítulo de Llerena, es nombrado Maestre don Alonso de Cárdenas, ya en 1477. Por consiguiente, parece lógico pensar que fue durante el año 1476, cuando el Rey Fernando mandó derrocar la fortaleza de Criptana por segunda vez.
 
"Fueron, los dichos vysitadores, a ver el sitio de la fortalesa de la dicha villa de Qritana, la qual está toda derribada, que los conçejos de la Mancha dis que la derribaron, por mandado del Rey nuestro señor. E ovieron su ynformaçión, los dichos visytadores, e hallaron que quedaron algunas paredes, de la dicha fortalesa, enhiestas, de estado de un onbre. E que después que el Maestre, nuestro señor, es Maestre, lo derribaron los dichos conçejos. Está en el cuerpo de la torre del omenaje, un poso manantial de mucha agua, segúnd lo dixo e señaló Martín Ferrándes de Villescusa, cavallero de la dicha Orden, que fue alcayde en la dicha fortalesa. Esta casa está en buen sytio, e es bien nesçesaria para el estado del dicho señor Maestre, porque está a ojo del Marquesado y del Prioradgo de Sant Juan".
 
Visita del año 1480, sábado 19 de agosto [AHN,OM,UCLÉS, L.1064]
Habían pasado dos años y la fortaleza seguía destruida, los visitadores Fernando Díaz de Ribadeneyra, comendador, el licenciado Pedro de Orozco y Alfonso Fernández de Rivera, provisor, capellán del Maestre, cura de Membrilla y vicario de Montiel, vuelven a recomendar al Maestre don Alonso de Cárdenas que reconstruya la fortaleza.
 
Este año, informan que la mandó destruir el Rey (Fernando). También dicen que los de Alcazar, que son de la Orden de San Juan, fueron a derribarla, se pone en el libro de visita, por relación, para que el Maestre tome las medidas necesarias.
 
Creo que esta segunda afirmación no es correcta, el problema real, como veremos en años sucesivos, pudo ser que los de Alcazar, que pertenecían a la Orden de San Juan, comenzaban a entrar en las tierras de la Orden de Santiago, por el término de Criptana, como consecuencia de una falta de amojonamiento en las mismas, por eso intentan echar la culpa de la destrucción de la fortaleza a los de Alcazar.
 
"Los dichos visytadores, fueron a ver el sytio de la fortaleza, de la dicha villa de Critana. La qual estava derribada, que fue derribada por mandado del Rey nuestro señor. E está, en el cuerpo de la torre que avía de omenaje, un pozo manantial de mucha agua, segúnd lo dixeron muchas personas a los dichos visytadores. La qual dicha fortaleza, que así fue derribada, está en buen sytio. E es bien nesçesario, para el estado del dicho señor Maestre, porque está en frontera del marquesado de Villena e del Prioradgo de San Iohan. E aunque fueron en la derribar los de Alcaçar, que es de la Horden de San Iohan, pónese aquí por relaçión, para que su señoría lo vea e mande faser en ello lo que sea su serviçio".
 
Visita del año 1495, viernes 13 de marzo [AHN,OM,UCLÉS, L.1067]
La fortaleza sigue destruida. Los visitadores Diego de Vera, comendador de Calzadilla, Pedro de Ludueña, comendador de Aguilarejo y Pedro Alonso de Estremera, freile de la Orden y abad de Trianos, vuelven a referir que la mandaron derrocar Sus Altezas (Isabel y Fernando), en tiempos de guerras. El comendador del Campo, mosén Guillén Çahera, pide a los visitadores que soliciten a Sus Altezas, que manden construir nuevamente el castillo, ya que por su situación es de mucho beneficio para la Orden. Solicita que lo pongan por relación en el libro.
 
Hay que hacer notar, que este año, en las relaciones de las posesiones del beneficio curado, éste tiene una haza que está en La Calzada, situada en el camino a Posadas, que se encuentra cerca del camino de La Puente. Este topónimo, posiblemente habla de la calzada
romana que asciende, desde el sur, hasta Criptana y que provenía de Laminio, según el itinerario 29 de Antonino ya referido.
 
"Yten, vieron e visytaron el sytio del castillo de Critana. El qual está quarto de legua de la dicha villa, en un çerro alto. E segúnd paresçe por las visytaçiones pasadas, fue derribado por mandado de Sus Altesas, en tiempo de las guerras de estos reinos. Y estando en el dicho sytio, paresçió el comendador mosén Çahera, fiscal de la dicha Orden, e requirió, a los dichos visytadores, que fagan relaçión a Sus Altesas, como la dicha fortaleza, fue derribada por su mandado, e que es guarda e manparo de toda la dicha Provinçia, porque confina con el Marquesado de Villena e con el Prioradgo de Sant Juan, para que Sus Altesas la manden tornar a haser. E, los dichos visytadores, lo mandaron aquí asentar para que Sus Altesas lo manden ver".
 
En esta misma visita, los visitadores, llegan hasta la ermita de la Virgen de Criptana. Es la primera vez que aparece relacionada en los libros de visitas, pero ya debía de existir edificada durante cierto tiempo, porque se informa de los ornamentos y las numerosas posesiones en tierras que tenía, y esto no se adquiere de modo rápido.
 
Hay que hacer notar un hecho importante, la ermita estaba edificada en un lugar distinto a la fortaleza, ya que los visitadores logran ver sus muros, todavía con una cierta altura, y a la vez la construcción de la ermita, por tanto ambos estaban separados, pero en lugares próximos entre sí, lo que tiene su importancia por lo que veremos más adelante.
 
Visita del año 1498, jueves 13 de diciembre [AHN,OM,UCLÉS,L.1068]
Los visitadores Lope Zapata, comendador de Hinojosa y Antón Sánchez Daza, capellán de Cubillana, visitan los restos de la fortaleza y la ermita de la Virgen de Criptana. Ponen por relación, exactamente, la misma situación de la fortaleza y ermita que en el año anterior de 1495. Los Reyes Católicos no tienen interés en levantar la fortaleza, dejándola en la misma situación de destrucción que ha tenido en años anteriores.
 
Visita del año 1500, jueves 23 de abril [AHN,OM,UCLÉS,L.1070]
No se menciona expresamente la fortaleza, sino que los visitadores Diego de Vera, comendador de Calzadilla y Francisco Martínez de Almaguer, vicario de Yeste, visitan directamente la ermita, haciendo referencia a que se encuentra próxima al antiguo castillo de Criptana y mencionando todos los ornamentos y posesiones de la misma que van en aumento con el paso del tiempo.
 
"Yten, ay otra hermita de Santa María de Critana, la qual, los dichos vesytadores, vieron e vesytaron, que es en el Castillo de Critana que está derribado. La qual, dicha hermita, tyene los hornamentos e posesiones e cosas syguientes..."
 
Visita del año 1508, viernes 3 de marzo [AHN,OM,UCLÉS,L.1071]
En esta visita no se menciona la fortaleza, solo la correspondiente a la ermita. Los visitadores Diego Hernández de Córdoba, comendador de Alcuesca, Alonso Martínez Salido, cura de Almedina y Juan Ruiz, cura de Villafranca, hacen relación de la ermita y sus ornamentos:
 
Era de una sola nave de tapias, es decir fabricada de tierra, cubierta con madera tosca, y en muy mal estado ya que estaba para caerse. No tenía puertas, porque mandan al mayordomo de la ermita, Alonso Martínes Vaxo, que las ponga, con la aprobación del cura de la iglesia parroquial Garçía Martínes, así mismo le mandan que hagan unos pilares de yeso para que soporten el tejado a dos aguas.
 
Como cosa importante, tenía un pequeño retablo guarnecido de plata, hecho de dos tablas pequeñas, con la imagen de la Virgen.
 
"Visitaçión de Santa María de Criptana
 
En el dicho día, los dichos visytadores, visytaron la dicha hermyta. La qual es fecha de una nave, de madera tosca. Está muy vieja, para se caer. Tyene, la dicha hermita, un retablo de dos tablas pequeñas, con la ymágen de Nuestra Señora, guarnesçido de plata.
 
Mandaron, los dicho señores visytadores, al dicho mayordomo, que ponga unas puertas en la dicha hermita, a vista del cura Garçía Martínes. El qual, las yguale e reteje toda la  dicha hermita. E ponga unos pilares de yeso, altos, sobre qualquier tejado, para que de a dos aguas. Lo qual todo haga a vista del dicho cura, de aquí al día de Santa María de agosto primero que byene".
 
Visita del año 1511, domingo 28 de julio [AHN,OM,UCLÉS,L.1076]
Realizan la visita Alfonso Hernández Diosdado, caballero de la Orden y el bachiller Juan González, cura de Usagre. La ermita está para caerse, en peores condiciones que hace tres años, el mayordomo que seguía siendo Alonso Martínes Baxo (en esta visita ponen el apellido con B en lugar de V) pensaba dedicar el dinero que había recogido de las limosnas y rentas de las tierras, para reparar la ermita, pero los visitadores le indican y mandan que la traslade de lugar, ¿a donde?, justo al mismo emplazamiento del castillo y que usen las paredes de argamasa, de dicha fortaleza, para levantar las paredes de la nueva ermita.
 
"Otrosí, visytaron otra hermyta, que se dize Santa María de Critana, que está a media legua, a camyno de La Mota. Es obra muy vieja y está toda para se caer... Et mandaron, al dicho mayordomo, que del dicho alcançe e de lo que más oviere, haga faser la dicha hermyta, ansy como está acordado e mandado por el Prior don Per Alonso, trasladándola e mudándola al sytio donde hera el Castillo antyguamente, armándola sobre las paredes de argamasa que allí están, fasiendo ençima sus paredes de buena tapiería, e sus pilares de yeso, e cubriéndolo de buen maderamyento e tejado, en lo qual le mandaron que gaste el dicho alcançe, so pena de dos mill maravedís para la dicha fermyta, de aquí a un año primero syguiente, e procurando, para ello, algunas limosnas e ayudas del pueblo".
 

El Santuario de la Santísima Virgen de Criptana

Es un hecho prodigioso, cada vez que visitamos la ermita de Santa María de Criptana, visitamos la fortaleza de la Orden de Santiago en Criptana, y visitamos la antigua fortaleza musulmana, y visitamos la ciudad de Cértima que ocupó Tiberio Sempronio Graco en nombre del Senado del Pueblo Romano SPQR.
 
La fortaleza, por tanto, nunca se volvió a reconstruir, al igual que Cértima y el campamento romano de El Real, cayeron en el olvido.
 
Parte de las piedras y muros, se usaron para construir el Santuario en honor de la Virgen de Criptana. A finales de este s. XV ya existía, porque los visitadores de la orden daban cuenta de él. Allí están la torre del homenaje y el pozo de agua tan abundante,
 
Me sorprendió leer la carta de D. Antonio Blázquez, "y en El Real, junto a las ruinas de un castillo, el campamento de los romanos..." Las ruinas que vio, si lo hizo, no eran las del castillo, éstas estaban en la ermita también en el año 1916 ...
 

 

Breves anotaciones sobre La Mota

Cruza de norte a sur, todo el término de Mota del Cuervo, la Vereda de los Serranos, el probable Sendero de los Berones según Corchado Soriano, que después fue calzada romana. Cruzando el Záncara, en el término de Socuéllamos, existe el puente romano de tres ojos, también llamado del Molino de la Torre. Está aún por confirmar, pero esta calzada podría llegar hasta Montiel, en ese caso, bien podría haber sucedido que Tiberio Sempronio Graco lo hubiese utilizado.
 
Existe en La Mota el topónimo La Miliaria, este nombre lo único que puede sugerir es que existió una columna miliaria allí, entre otras informaciones señalaría la distancia en millas romanas a ciudades importantes. Un paso vital para conocer la situación de La Mota en el mundo romano, sería investigar en la documentación del Ayuntamiento, si ha quedado algún registro de la inscripción que tenía esta columna miliaria.
 
Al sur del término de Los Hinojos, casi en la linde con el término de La Mota, existe el topónimo La Calzada. Existió una calzada romana que venía desde Ocaña y pasaba por estelugar. Se han encontrado restos romanos en la zona de La Covatilla.
 

Bibliografía:

- Vías romanas del valle del Duero y Castilla La Nueva. Memoria de los resultados obtenidos en las exploraciones y excavaciones practicadas en el año 1916. Redactada por los delegados-directores Antonio Bázquez y Delgado Aguilera y Claudio Sánchez Albornoz. Madrid, Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades, 1917.
 
- Una vía romana en Campo de Criptana, según el académico Antonio Blázquez (1917).José Manuel Cañas Reíllo.
 
- Conquista y romanización en La Mancha y el Campo de Montiel: El campamento romano de El Real (Campo de Criptana, CR). Antxoka Martínez Velasco.
 
- Consideraciones sobre la villa romana de Alcázar de San Juan (Ciudad Real). Carmen García Bueno.
 
- Caput Celtiberiae. La tierra de Cuenca en las fuentes clásicas. Enrique Gozálbes Gravioto.
 
- Ab urbe condita. Tito Livio.
 
- Diccionario Geográfico-Histórico de la España antigua, Tarraconense, Bética y Lusitana ... Miguel Cortés y López.
 
 

Por: Enrique Lillo Alarcón
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