Cultivos antiguos en Mota del Cuervo

Autor: José Manuel González Mujeriego
ISSN 2386-5172 - Serie: XIX-1
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José Manuel González Mujeriego
Autor: José Manuel González Mujeriego

Ahora es normal ver las tierras de nuestro pueblo sembradas de cebada, trigo, ajos, girasol, olivos, viñedos, garbanzos… pero no siempre ha sido así. Hasta hace unos años, también era normal ver otros cultivos como:

LOS YEROS: de nombre botánico "vicia ervilia" una leguminosa que se utilizaba para consumo del ganado, fácil de cosechar que soporta suelos pobres y alcalinos.

LOS TITOS: de nombre botánico "Lathyrus sativus L.", planta más conocida como almortas, o guijas, una leguminosa parecida a los garbanzos pero aplastados y cuadrados, cuya harina aún se cocina en forma de gachas y que en épocas de escasez fue alimento habitual de la población, llegando su elevado consumo a producir la enfermedad del Latirismo (una especie de parálisis de los miembros inferiores), que se manifestó especialmente en aquellas personas que, diariamente, se alimentaban de esta legumbre sin ingerir otras proteínas. Hasta el punto de que el gobierno español de entonces, prohibió, mediante un edicto del 15 de enero de 1944, su consumo y requisó todas las almortas y sus harinas depositadas en los almacenes. Con esta legumbre, solían hacer los mozos de nuestro pueblo las famosas "almoragas", que consistían en unas hogueras donde se quemaba la planta y sus vainas, quedando dentro de ellas los granos tostados, que según parece estaban deliciosos…

Pero el cultivo especial al que quiero referirme por su importancia económica, hasta mediados del siglo XIX, era el de la barrilla, que describo a continuación. Por entonces era frecuente ver grandes extensiones de este cultivo en Mota del Cuervo. Sus agricultores y los profesionales barrilleros que elaboraban el producto final: "la piedra barrilla", contribuían, de forma notable, al auge de la industria del vidrio y del jabón en España y en Europa.

LA BARRILLA: la "Salsola Setífera, fam. Quenopodáceas" y otras plantas del genero Salsola, también conocida en nuestra zona como: "salicor de la Mancha", es una planta que se cultivaba intensamente en tierras secas y salobres de Mota del Cuervo. Tiene un alto contenido de sales orgánicas de sodio y potasio y, de ella, era la única forma de extraer la sosa hasta mediados del siglo XIX. Según se cita en el "Tratado de Agricultura General" editado en la imprenta Real de Madrid en 1818 por la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País, " La Barrilla Fina, o su nombre científico Salsola Setífera, planta de sabor salado alcalino, se cría mejor en los terrenos alcalinos con alguna mezcla de arcilla y crece espontáneamente en las costas de Levante y de Andalucía. Se cultivaba con más abundancia que ninguna otra planta salada desde el reino de Valencia hasta Málaga, en Andalucía, en Herencia, Mota del Cuervo, La Guardia y otros varios pueblos de la Mancha baja y de la provincia de Toledo. "

Siembra: Se realizaba entre Marzo y Abril y se hacía a voleo, de forma muy clara para que las matas tuvieran después suficiente espacio para extenderse y ventilarse. La barrilla es un vegetal craso que transpira poco, y obtiene uno de sus principales alimentos de la atmósfera, se basta con la humedad del rocío para crecer. En ocasiones se sembraba mezclada una parte de trigo ó cebada y otra de barrilla. Si el año era lluvioso se malograba la barrilla pero se obtenía buena cosecha de trigo o cebada, y al contrario, si el año era seco, la barrilla que se obtenía era de excelente calidad y compensaba la poca cosecha de trigo o cebada. En otras ocasiones, también se alternaba su cultivo con el del trigo y/o la cebada, eliminando de esta forma los barbechos obligados. Esta planta cultivada florecía de Agosto a Septiembre y era más abundante en los años de pocas aguas.

FOTOS:

Cultivos antiguos en Mota del Cuervo

Recolección: Se cosechaba en Septiembre cuando la planta daba sus numerosos frutos, se arrancaba de raíz y se vareaba para obtener la semilla. Las hierbas recolectadas se apilaban flojas en montones de unos dos metros para que se airearan y se secaran. En tiempo lluvioso se solían cubrir con heno o paja para evitar que se mojaran durante el tiempo que transcurría hasta su elaboración.

Elaboración de la piedra barrilla: cuando la planta estaba seca, se quemaba de forma controlada por expertos barrilleros en unos hoyos excavados en la tierra. Para extraer la piedra barrilla había que tener gran arte, ya que su combustión debía ser lenta para conseguir que no se carbonizara la planta (lo cual inutilizaba todo el proceso). De esta forma la planta se fundía formando una pasta, la cual habría que remover posteriormente para extraer el aire y homogeneizar la mezcla.
Después, para finalizar el proceso, se tapaba el hoyo con tierra y se esperaba un tiempo hasta que se enfriara y se solidificara la masa. Esta pasta solidificada llamada "piedra barrilla", tenía un color grisáceo o gris azulado, sonido metálico y sabor salado; podía llegar a pesar hasta unos 2.000 Kg., pero para moverla se partía en trozos grandes llamados "balas".

Usos: La barrilla así extraída, era vendida después a las industrias como materia prima para obtener la sosa, que se utilizaba principalmente para la industria del vidrio, para la obtención de jabón y para el blanqueo de fibras textiles.
Cuánto mayor pureza tenía la barrilla, más transparente salía el vidrio y más fino era el jabón.
Prácticamente toda la barrilla que se obtenía en Mota del Cuervo se dirigía al puerto de Cartagena, para su exportación posterior a las fábricas de cristales de Francia, Holanda, Inglaterra y Venecia (Murano), en donde empleaban la barrilla como álcali fundente en la elaboración del vidrio, espejos y cristales.
En cuanto a su uso para la fabricación de jabón, la barrilla era el componente básico en la elaboración de jabones duros y blandos. Para los duros podía emplearse cualquier tipo de barrilla (borde, salicor, sayón, etc.)., pero para el famoso jabón fino que se fabricaba en Marsella se empleaba exclusivamente la barrilla fina. En la Mota hubo una fábrica de jabón que la utilizaba y el resto se vendía a otras fábricas de Alicante, Cartagena y Murcia.

Otros usos eran: la destilación de lejías (1) y barnices, el blanqueo de lienzos finos y bastos. En la Mota se usaba para blanquear las estameñas y albornoces de una pequeña industria local de la época (hasta 1832 hay constancia de esta industria de telares de lienzo en la Mota), y se usaba también en medicina (2) por sus propiedades como diurético y para tratar enfermedades cutáneas.

Importancia económica: El auge de las industrias del jabón y del vidrio propiciaron una etapa de gran riqueza para los productores de barrilla, e hicieron que muchos barbechos en la Mota se roturaran para la plantación de esta planta de la barrilla.
Como ocurre cuando hay grandes ganancias, la hacienda pública gravaba fiscalmente esta planta de forma muy elevada en el siglo XVI. Es casi seguro que el cultivo de la barrilla estaba sujeta al gravamen de los alcabaleros reales, como Cervantes, que actuaban en la Tercia Real de Mota del Cuervo. También se sabe que su elevada fiscalidad hizo que su exportación se desviara a otros puertos no oficiales, como el de Alicante, donde no pagaban impuestos, en detrimento de los puertos establecidos para ello, como los de Cartagena, Mazarrón y Águilas.

Picaresca: Como en todos los ámbitos de la vida, también en este negocio había mucha picaresca, ya que en algunas zonas mezclaban la barrilla fina con la barrilla borde y otras plantas alcalinas, con lo que hacían aumentar la masa de la piedra barrilla, pero ésta era de menor calidad. Esto ocasionó que se establecieran multas importantes para estos defraudadores, ya que unos pocos podrían malograr la fama de la zona de origen de la barrilla que se exportaba a lejanos lugares. La más apreciada era la barrilla fina.

Decadencia del cultivo: A pesar de la creciente demanda en toda Europa de la sosa (carbonato sódico), especialmente en Francia, en el siglo XVIII con su industria química floreciente, que le hacían depender de la importación de la barrilla del levante español y de la Mancha, la Academia de Ciencias francesa, propició entre sus químicos un concurso público para buscar otras formas más baratas de obtener el carbonato sódico. Fue entonces cuando el médico Nicolás Leblanc (1742-1806), tras muchos intentos fallidos logró obtener la deseada sosa partiendo de elementos como: sal, ácido sulfúrico, carbón y carbonato cálcico. Más tarde, y debido a los residuos contaminantes que tenía este sistema (especialmente ácido clorhídrico), que producían desagradables olores y enfermedades entre los obreros de las fábricas de sosa, en 1863 el ingeniero químico belga Ernest Solvay, ideó un nuevo método de obtención de la sosa, con unas materias primas más baratas y sin residuos molestos, que desplazó totalmente el sistema de Leblanc. De esta forma, el cultivo de la barrilla empezó a decaer y se fue abandonando paulatinamente el cultivo de esta planta.

En la actualidad: Hoy día podemos reconocer esta planta que, de forma silvestre, aún se cría en nuestra zona (ver fotos) y cuando está seca, el viento la arranca y la hace rodar por los campos (los llamados vulgarmente "cenizos", muy típicos también en las películas del oeste americano). En algunos sitios la emplean como planta ornamental en las rotondas, por su verde glauco, sus bellas flores rojas, y por los escasos requerimientos de agua de esta planta barrilla.


NOTAS ACLARATORIAS: (1) con la ceniza de la barrilla, se fabricaba en cada casa la lejía para lavar, Se colocaba sobre un cesto (coladero,o "colaor") y sobre ella se vertía agua caliente, para obtener "la colada" y luego blanquear la ropa. De ahí deriva el actual dicho de "hacer la colada" para referirse a lavar la ropa. (2) En la "Flora española de J. Quer. Tomo VI, pág. 234, se dice que "el cocimiento es muy aperitivo, promueve la orina y los menstruos, facilita el parto, expele las parias y purga por el vientre los humores acuosos, por cuya razón se emplea para la hidropesía (retención de líquidos). Las cenizas infundidas con agua, curan la sarna, herpes y demás enfermedades cutáneas, para estos efectos se deben lavar las partes ofendidas con la infusión".

Por: José Manuel González Mujeriego
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