Camino Real a Valencia

Autor: Enrique Lillo Alarcón
ISSN 2386-5172 - Serie: XVIII-5
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Enrique Lillo Alarcón
Autor: Enrique Lillo Alarcón

Durante el reinado de Carlos III, época de la Ilustración Española, del despotismo ilustrado, se abordaron numerosos nuevos proyectos en todos los ámbitos de las ciencias y humanidades, numerosas nuevas obras y modernizaciones en el país para mejorar la vida de los súbditos, vivimos el siglo de las luces.

Una de ellas fue la construcción del Camino Real a Valencia, un nuevo trazado que, iniciando su recorrido en Madrid, llegaría hasta el levante español, hasta la ciudad de Valencia y, aprovechando el trazado, hasta Alicante y Cartagena en la intersección de Almansa.

Puente Romano

Camino Real a Valencia, a su paso por la Alcantarilla, La Mota del Cuervo. Fotografía de José Manuel González Mujeriego

Se ordenó comenzar las obras en el mes de febrero del año de 1765, siendo el responsable de ellas el conde de Aranda, capitán general de Valencia, quien fue el que decidió, junto con sus ingenieros, el punto de Almansa para unir los ramales que se dirigirían a Alicante y Murcia – Cartagena. Las obras comenzaron al mismo tiempo desde Valencia y Ocaña, se encontrarían en un punto común hacia la mitad del recorrido.

El tramo que afectaba a la Mancha Santiaguista es el que todo el mundo conoce de la N-301, es decir, Corral de Almaguer, Quintanar de la Orden y Mota del Cuervo, para seguir por tierras del Marquesado, El Pedernoso, Las Pedroñeras y El Provencio.

Esta información no es en sí significativa si no fuera porque hubo dos hechos importantes en la construcción del Camino Real, quizás desconocidos para la mayoría de personas, que afectaron a la construcción de la vía al paso por nuestro pueblo Mota del Cuervo.

Todos los pueblos y villas por donde tenía que pasar el Camino Real, vieron la importancia del paso del mismo por sus poblaciones respectivas, por las ventajas que les iba a proporcionar la construcción del camino, por la ocupación y mano de obra local que, supuestamente, iba a requerir.

Se dieron algunos casos en los que se ofreció dinero a los ingenieros que dirigían las obras, para conseguir que el Camino Real pasara por una población concreta. En La Mota del Cuervo, en el mes de abril de 1766, una persona ofreció al ingeniero Grimarest, entre 40.000 y 60.000 reales de vellón. En las mismas fechas, en El Provencio, hubo otra persona que se comprometía a darle entre 3.000 a 4.000 reales. [AGS, Secretaría de Hacienda,leg.909]

Eran años malos, no se estaban obteniendo las cosechas que se esperaban, había mucha hambruna y muchos jornaleros sin trabajo. El 22 de agosto de 1772, el concejo de la villa de Mota del Cuervo, presentó una carta diciendo que la continuación de los trabajos interrumpidos en aquella zona, era la solución a la miseria y hambre que estaban pasando sus habitantes debido a las malas cosechas que se estaban produciendo.

Durante la construcción del Camino Real en el año de 1766, se agravó el problema de existencia en las villas de la Mancha Santiaguista por donde este pasaba, debido a la gran cantidad de trabajadores que empleaba la construcción del mismo.

En La Mota del Cuervo, la noche del 13 de abril de 1766 se produjo un importante motín, los sublevados consiguieron bajar el precio del pan de peso dos libras, de una cantidad de 10 a 6 cuartos. Días después se enviaron tropas para apresar a los dirigentes de la revuelta.

Más tarde el ingeniero responsable de la construcción del camino, don Valentín Grimarest, fue a La Mota a proveerse de pan para los casi mil hombres que el conde de Aranda envío para la prosecución de las obras, el alcalde no pudo proporcionarle tal cantidad de pan.

Después, varias personas de La Mota escribieron al conde de Aranda explicando la situación de la villa, solo se contaba con 1.200 fanegas para 800 vecinos, muchos de ellos faltos de trabajo, por lo que no recomendaba que se hubiesen traído mil trabajadores de fuera para las obras del camino habiendo gente muy necesitada en el pueblo que las podían haber hecho en mejores circunstancias y con menos gasto para el Estado.

Estas son las dos pequeñas historias que afectaron a la villa de Mota del Cuervo en la construcción del Camino Real, hacia la mitad del s. XVIII.

Dedicado a D. Ernesto Riquelme Alcolado, gran estudioso de la historia reciente de nuestro pueblo y, en especial, de este Camino Real a Valencia.

Historias tomadas el libro de Luis Antonio Ribot García, “La construcción del Camino de Valencia en el siglo XVIII”, que recomiendo leer.

Por: Enrique Lillo Alarcón
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