“Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad …”, puso en boca de D. Hilarión, Ricardo de la Vega, puso música Tomás Bretón, en ese sainete tan conocido que es La Verbena de la Paloma, amoríos en el 15 de agosto, día de la Virgen, entre Susana y Julián.
Luego, Sabina, llamó a su canción, “hoy los tiempos adelantan que es una barbaridad …”, así que confundió a la parroquia.
Sea como fuere, ciencias o tiempos, Françisco Hernández, hijo de Garçía Hernández, vecino de El Toboso, puso sus ojos en Leonor la Galana, vecina de La Mota, quizás un día 15 de agosto, día de la Virgen, quizás algún día de junio, cuando, ambos, iban a la siega por el camino viejo entre El Toboso y La Mota, quizás algún día por San Miguel de septiembre, cuando venía de vendimiar, sus miradas se cruzaron en el camino y surgió el amor.
Luego, la pasión, domingo a domingo, cuando Francisco llegaba hasta La Mota para visitarla.
Hoy las ciencias y los tiempos adelantan …, nadie imagina problema alguno en que dos personas se enamoren y, si la relación va bien, se casen. En el siglo XVI, año de 1550, los padres tenían preparados ambos casamientos, con personas idóneas y conocidas de sus respectivos pueblos, confabulados con sus futuros consuegros; de ninguna manera podían enamorarse de cualquier allegado, lo contrario se consideraba como un acto criminal, por tanto, punible.
Leonor la Galana y Françisco Hernández, como Calixto y Melibea, como Romeo y Julieta, como tantos otros desde que el mundo es mundo, se casaron en secreto, a escondidas, clandestinamente, contraviniendo los mandatos de sus padres y las leyes vigentes. Buscaron testigos y clérigo para la ceremonia, Luisa Sánchez, vecina de El Toboso, Miguel y su mujer, y Simón Sánchez, vecinos de La Mota. Al contrario de los otros no urdieron ardid alguno y mantuvieron firme su matrimonio, por eso intervino la justicia.
Juan Galán, escribano público de La Mota, informa al señor Prior de Uclés, que los alcaldes ordinarios de La Mota, instruyeron un proceso criminal contra Francisco Hernández, Leonor la Galana y los testigos mencionados, por casarse a escondidas unos y por servir de testigos otros. A los quales sentenciaron y condenaron, en la pena de la ley, a pagar una determinada cantidad de maravedís, que abonaron en ese acto.
Espero y deseo que mantuvieran su cariño durante una larga vida juntos. Espero y deseo que sus familiares de El Toboso y La Mota, finalmente, se encontrasen y perdonasen sus errores.
Transcripción del manuscrito [AHN,OM,leg.6820,nº1], por Enrique Lillo Alarcón
Yo, Juan Galán, escrivano público en la villa de La Mota, que es de la Horden de Señor Santiago, doy e fago fee, y verdadero testimonyo, al muy Magnífico y Reverendo Señor, el Prior e Convento de Uclés, y a todos los demás que la presente vieren e oyeren, en como los señores alcaldes hordinarios que al presente son, en esta dicha villa de La Mota, cabsaron proçeso crimynal contra Françisco Hernández, hijo de Garçía Hernández, vezino de la villa del Tovoso, y Leonor la Galana, vezina de esta dicha villa de La Mota, sobre razón que los susodichos se casaron ascondidas e clandestinamente.
Y a hellos y cada uno de ellos, los sentençiaron e condenaron en la pena de la ley, lo qual de presente pagaron. Y, ansí mysmo, sentençiaron e condenaron en la dicha pena de la ley, a los testigos y personas que avían seydo en he fazer el dicho desposorio y estuvieron a hello presentes, que fueron: Luysa Sánchez, vezina del Tovoso, y Myguel y su muger, y Simón Sánchez, vezinos de esta dicha villa.
Segúnd que todo más cargo, queda de çerrado el proçeso y sentençias que, los dichos alcaldes, contra cada uno dellos susodichos dieron, que quedan en my poder y las daré en primera forma.
Syendo nesçesario y para que conste de la verdad de lo susodicho, doy este presente testimonyo de la manera que dicha es, signado e firmado de my signo, en forma acostunbrado, que aquy será manyfestado.
Fecho en la dicha villa de La Mota, a treze días de presente mes de hebrero de myll e quinyentos e çinquenta e un años.
En testimonyo de verdad, fyse este myo signo
Juan Galán
escrivano